Señoras, señores, niños, bolas de pelo y moluscos:
Hoy tengo algo muy importante que anunciar. Y es que me marcho de Londres. Esta ciudad que me lo ha dado todo se queda donde está, porque todavía tiene mucho que dar a otros, pero yo me voy por donde he venido. O quizá no, depende de con que compañía low cost vuele. Pero me voy.
En realidad la decisión la tomé hace unos meses, pero ahora es cuando cobra forma. Ya he dado el aviso en mi trabajo, ya hemos vendido todos los muebles que compramos, ya tengo la mitad del equipaje hecho. Ya es casi realidad!
Debería estar triste, o melancólica, o en ese estado de angustia de cuando pierdes algo o te despides del campamento de verano en el que has estado 15 días, pero has hecho amigos para toda la vida. Por el contrario estoy exultante y sin el mínimo ápice de tristeza. Ah, las despedidas, siempre dije que no me gustaban, pero en este caso haré una excepción.
Cuando una despedida significa reencontrarte con tus seres queridos (me gusta este término más que 'familia', es como más preciso) no puede decirse que sea algo trágico. Y menos cuando te llevas de la mano (que no de las orejas) al chico más increíble del mondo. Ah... no, definitivamente no puedo estar más que feliz.
Pese a la incertidumbre de España, pese a que nos vamos sin trabajo, pese a lo duro que sea adaptarnos de nuevo. Minucias.
A partir del 30 de Septiembre, vuelvo a ser Lady Madriz.
En este "cielo" estamos esperandoos.
ResponderEliminarDeseando de que aterriceis en él.