Después de haberme preguntado esto mismo en mil y una
ocasiones, hace tiempo que me di una tregua y decidí resumirlo en una sola
palabra: supervivencia.
Cuando un sentimiento recíproco es truncado por alguna de
las partes, la otra se ve obligada a olvidar. O intentarlo. Pero poco a poco,
feelings fade. Inevitablemente.
Esto es aplicable, obviamente, a los casos en que forzamos a
los sentimientos a desaparecer, en contra de nuestra propia voluntad. Pero, ¿Y
cuándo sómos correspondidos? ¿Qué nos hace levantarnos un día y decidir que ya
no queremos a esa persona a nuestro lado?
En la mayoría de las ocasiones ese día tan sólo es la punta
del iceberg. Los cambios tan bruscos no surgen de un día para otro, incluso
cuando pensemos que sí. Todo ha tenido una maduración, ya sea en el consciente
o inconsciente. Quizá comenzó con un detalle al que no dimos importancia en su
momento, o no la suficiente para darnos cuenta de lo que podría desencadenar.
Probablemente se sedimentase en el subconsciente, y se convirtiese en ese
ovillo de lana que una vez que tiras del hilo ya no hay vuelta atrás.
Hay cosas que percibes que sabes que te afectan. Y que en
cierta medida, distorsionan la visión que hasta entonces tenías de esa persona,
incluso aunque no lo quieras. Hay otras que sin embargo, pasan casi de
puntillas por nuestra mente y consiguen hacerse sitio. No sé en qué se basa
nuestro subconsciente para elegir las acciones que más nos afectan, y el
porqué. O que reglas rigen esas modificaciones internas que hacen que, de
pronto una mañana, no te apetezca desayunar con él/ella.
Unas veces será – muy entre comillas – “culpa” nuestra,
otras de la otra persona. Las menos será recíproco. Ignoro el porqué de la
falta de sincronía en la mayoría de los casos. Si los sentimientos tienden a
desaparecer, ¿porqué no puede ser para ambos?
Casi siempre alguno de los dos es sorprendido por este
cambio, que él/ella en absoluto comparte porque no se ha producido en su caso.
Casi siempre es uno el que tiene que lidiar con el shock de no saber qué ha
cambiado, ni porqué. La mayoría buscamos una explicación, aunque deberíamos
dejar de buscarla. Tanto en lo material como en lo inmaterial, todo cambia. Se
transforma, o evoluciona. O bien desaparece. La opción siempre está ahí, y
somos capaces de asimilarlo siempre que tengamos una explicación razonada y
lógica. Pero siendo honestos, ¿cuándo la hemos encontrado? ¿Cuándo nos han dado
una razón, o varias, que consigan mitigar esa sensación de no saber qué ha
pasado? ¿Qué ha de tener una respuesta para que consiga hacernos entender why
feelings fade? Normalmente escuchamos todo tipo de argumentos, pero pocas veces
nos satisfacen. Y es que, sencillamente, lo hacen. Como he dicho antes, siempre
suele haber un proceso largo detrás del que a menudo no nos damos cuenta.
Haberlo, lo hay. Pero como la gran mayoría no somos psicólogos, ni en cuestión
de sentimientos estamos como para enfrascarnos en teorías sobre la psiquis,
buscamos siempre “la frase”. Ese único argumento que nos valga para aceptar la
situación y decir, sencillamente, “vale, lo entiendo. Todo está bien.”. Es una
actitud idealista, cuánto menos. Pero no por ello menos habitual.
A falta de respuestas, me limito a poner la visión práctica:
esto es así. Ahora bien, ¿qué se puede hacer? Primero, aprender a aceptar las
situaciones aun cuando no encontremos una explicación. Suena fácil, sé que no
lo es. Segundo, mirar hacia delante. Y sobretodo, no culparnos (siempre que no
tengamos razones de peso para ello). Al no encontrar culpables, solemos
achacarlo a nosotros mismos. Aviso: no hay nada peor. Ni nada que se aleje más
de la realidad. Nos cueste aceptarlo o no, no hay culpables en cuestión de
sentimientos. Y no se trata de buscarlos, porque esto tampoco nos va a reportar
la sensación de bienestar que buscamos.
Feelings fade, just like that. Take it or leave it, but
that’s life.
A veces sientes demasiado por alguien, y esos sentimientos
no van a parar a ninguna parte. De nuevo una palabra, como en el anterior caso:
supervivencia.
Aun con todo, personalmente creo que algo queda siempre.
Aprendemos a mitigar sentimientos, o simplemente asistimos pasivos e impotentes
a su muerte, día tras día. Pero hay una parte que queda, y que no es aplicable
al futuro… pero queda. En forma de recuerdo, de experiencias, de vivencias. De
la misma forma que ese tiempo, ese momento y ese lugar, decidiste compartirlos
con esa persona y no con otra. Y no puedes volver atrás y deshacerlo. Así que
en cierta manera, sigue formando parte de ti, aunque ya no pueda formar parte
de tu presente-futuro.
Me gusta pensarlo así.
Y cómo no podía ser de otra manera, lo traduzco al lenguaje
canción… tanto los acordes como la letra parecen decir exactamente lo mismo. Conozco
pocas canciones tan coherentes cómo esta… y más acordes al post. A todo. Y a
ti.
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