Hoy mi cabecita va por libre...
Cuando cruzo despacio por la oficina siempre me cruzo con
tus pensamientos.
El sol ya no calienta como antes aunque me abrase la piel.
Tengo deudas con el tiempo y es un buen cobrador.
La escarcha de mis días, y de los tuyos.
Bajo del autobús y apareces. En mi portal, sentado y con la
cabeza entre las manos.
Las noches nunca cuentan las mismas mentiras.
Cuando me despierto por las noches porque el calor se me
pega a los sueños y los derrite, no siempre hay un vaso de agua esperándome.
Tanto buscarte en los bares me estoy quedando dormido,
porque Troya decidió que no iba a arder.
Y no pienso discutir ni un solo segundo más con el futuro.
DREAM HIGH, BABY |
El humo que se consume en el cenicero desemboca a veces en
anhelos, otras en vientos de nada y para siempre.
Levanto los ojos de la pantalla del ordenador cuando me
escuecen demasiado, y para cuando regresan la imagen ha cambiado por completo.
Me tropiezo con álbunes y entradas de conciertos que nunca
fueron vistos por mí, y siempre escucho canciones en el metro tejiendo
historias sin final.
Las caras de la gente nunca son de fiar, ni siquiera cuando
les miras a los ojos.
Música para anestesiar. Música para imaginarte. Música para
inundar las horas, viva so muertas. Tengo un cajón repleto de canciones para
cuando llegues.
No hay comentarios:
Publicar un comentario