jueves, 9 de agosto de 2012

Pequeño desastre animal


Tengo un problema. Como los principios, si no le gustan tengo otros.
Pero hoy voy a hablar de uno que me atormenta desde hace casi 2 años. 2 años son muchos para cargar un problema, y más cuando tiene que ver con tu trabajo.

Quizá alguien pueda ayudarme, o a alguien le ocurre lo mismo y podemos formar un foro de cooperación mutua, y poco a poco quizá se una más gente que se atreva a confesar su afección y acabemos formando una asociación que luche por nuestros derechos.

Se trata de las reuniones de trabajo. Yo suelo ser una chica despierta, inquieta, que no me cuesta madrugar y en cuanto veo un síntoma de baja actividad me encasqueto dos cafés bien cortados. Esto suele pasar cada mañana. Ya casi como costumbre. Es raro que el cansancio o sueño me ataque durante el día. Me pone nerviosa dormir la siesta porque creo que estoy perdiendo el tiempo. Pero las reuniones… ay las reuniones.

Cuando entro en la sala intento concienciarme, animo a mi espíritu a seguir a tope con la COPE. Cierro la puerta tras de mí, respiro hondo y miro a la gente a los ojos como para advertirles que no, esta vez no ocurrirá. "¡¡HA!! Noohhhhamigos" - les digo telepáticamente - "¡¡Hoy noooh es vuestro día!!"

Pero ocurre. Siempre ocurre. Es comenzar a escuchar a los jefes explicando (no importa qué jefes), y un tic de bostezos me ataca sin preaviso. No puedo evitarlo, por más que lo intente. Bostezo sin querer una y otra vez, con apenas 3 segundos de diferencia. Juro que es cierto. Y es como el hipo, que no puedes parar aunque lo estés pasando realmente mal. Es entonces cuando intento todos los trucos para disimular mi tic bostecil: aprieto los dientes como si no hubiera un mañana, me muerdo la lengua hasta hacer muecas imposibles, se me empañan los ojos de la tensión acumulada. Hago que escribo para poder mirar hacia abajo y que mi careto de contracción intentando contener el huracán bostezo no sea visto por todos los asistentes. Al cabo de media hora estoy roja del esfuerzo, llena de lágrimas y con los ojos como pimientos morrones.

Lo peor no acaba aquí. Y no me refiero solo al hecho de que a veces los jefes, como es lógico, se dirigen a mí y puedo notar sus caras de “qué narices le pasa a esta chica”. Tampoco me refiero al hecho de que me toque hablar, y sea un espectáculo ridículo y denigrante.

Me refiero a que a este tic bostecil se le añade un segundo pseudos-problema: mi incapacidad para hacer dos cosas a la vez. Esta tara se traduce en que cuando escucho e intento coger notas, escribo cosas sin ningún sentido en absoluto. O escucho, o escribo. Intento tomar notas cada vez que se dirigen a mí mientras asiento con la cabeza, en modo “sí, lo tengo todo controlado”, pero en realidad estoy trazando palabras inconexas que mi subconsciente ha tomado como favoritas. Todos mis apuntes de reuniones son absolutamente inútiles. Casa con facebook concurso de trabajo con jardín”. Cuando pasa mi turno y leo lo escrito, rezo porque a nadie le dé por deslizar su vista hacia mi cuaderno. Esto sin contar con que, cuando se dirigen a todos y en mis vanos conatos de reprimir mis bostezos, me da por trazar formas con el boli. Todos escriben afanosos las tareas comunes, bien ordenadas y adornadas con puntos, flechas y guiones. Yo me abstraigo sin quererlo y comienzo a dibujar cuadraditos, cuadraditos con formas que llevan a otras, espirales con estrellas y cuadrículas dentro de cuadrículas de estrellas. De vez en cuando asiento de forma automática, como si estuviera al cargo del acta de la reunión y estuviese cumpliendo mi papel a la perfección.

Resultado: al final de la reunión tengo que cerrar mi cuaderno rápidamente y salir corriendo de allí con la cara roja y lágrimas en los ojos.
Para cuando llego a mi sitio y me siento, exhausta, en la silla frente al ordenador, el bostezo constante desaparece. Me tranquilizo por un instante, pero sólo hasta que abro mi cuaderno y observo todas esas frases absurdas rodeadas de formas geométricas sin orden ninguno. Casa con facebook concurso de trabajo con jardín + cuadrado-cuadrado-espiral con puntas acabada en estrella”.Para entonces solo puedo llevarme las manos a la cabeza y rezar porque mi mente haya captado todo subliminalmente, y sea capaz de hacer mi trabajo con un poco de dignidad.


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