Supongo que todos hemos sido testigos de incontables despedidas. Supongo que a todos nos ha invadido ese sentimiento de debilidad, como si te extirpasen en un segundo una parte de ti, aunque no sepas muy bien cual. Siempre es la misma sensación la que acompaña.
No solo por el que se va, sino porque el que se queda. Y viceversa. No solo te dejan un regusto agridulce porque son despedidas en sí, si no por todo lo que significan. Porque ves que la gente no para de llegar, para luego irse. Porque nadie se queda. Porque ves que tú no paras de llegar, para luego volver a irte. Porque tú tampoco te quedas. Porque ves que en tu camino hay miles de cruces, millones, pero nunca un camino común. Porque nada es eterno, and that’s alright. Y si está bien… si está bien si es tan fácil… por que duele así por dentro? Quizá nadie dijo que fuera fácil, solo que merecía la pena. Que nada desaparece, solo se transforma. Que para mejorar hay que cambiar, que la evolución es cambio.
Pero ese alguien se olvidó de hacérselo entender a esa parte de nosotros, esa que se retuerce en cada ‘hasta luego’. Porque los ‘adiós’ siempre fueron demasiado duros como para ponerlos en alto, y preferimos mantener la esperanza de volver a vernos. Aunque muchas veces no sea verdad, y lo sepamos.
'Only know you've been high when you're feeling low.
Only hate the road when you're missing home.
Keep your head up, keep your heart strong.
Keep your mind set, keep your hair long.'
Este año empecé a seguir tu blog, por accidente o no, y realmente me gusta mucho. :)
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