Llegué a pensar que cuando creces, el dolor desaparece. Ayer no te encontré, y tú no me buscaste. Y eso es lo que al final izó la noche.
Al despertarnos me has abrazado, desde lejos. Creo que me has perdonado, aunque yo no te oía. La vida es tan corta y las noches, tan largas.
Hoy me pediré un café pendiente, de los que te guardas en la agenda del trabajo, de los que saben a indiferencia y a leche en polvo.
Hoy voy a saborear Madrid como si fuera ella la que me quisiera, y no al revés. Cuando pases por mi lado no saludes, no molestes.
Cuando crezca, pienso, quiero ser como ellas. Que la gente me lea, aunque no me entienda.
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