¿Qué hay peor que trabajar? Hombre, pues mmmuchísimas cosas. Pero entre ellas una muy clara: No trabajar. Y sí, claro que es fastidioso eso de estar en paro intentando rellenar un tiempo que parece eterno (que me lo digan a mí!), pero no me refiero a eso.
Hoy quiero reflexionar sobre el tortuoso castigo del trabajo de no trabajar. Puede parecer una contradicción, pero ¡ja! ya me gustaría a mí. Pongamos un ejemplo práctico y cercano: trabajar en una recepción en el período agosto-septiembre. Deberían pagar extra, eso para empezar. Llegas allí a las 8 de la mañana, si es que tienes suerte de pillar horario de mañana, y te preparas concienzudamente para otra dura jornada de no-hacer-ni-el-huevo. ¿Podéis imaginaros algo peor que 7 horas sentada con la única misión de responder una media de 1/4 de llamada a la hora?? Pues si no podéis, yo os demostraré que es posible (la realidad siempre supera a la ficción):
Hacer lo mismo, pero 11 a 20h, encerrada entre cuatro cristales y sin poder ir al baño (que por cierto, dista de mi zulo 2 mini-zancadas de las mías) sin tener que pedir permiso. Eso, sin contar la hora que tengo para comer que nunca rentabilizo (en un polígono industrial, poco se puede visitar) y la bronca que me llevé el otro día por tardar 8 minutos en ir al baño y comprarme una lata de nestea en la sala de empleados.
Y yo me pregunto, ¿Qué les he hecho yo? ¿Qué les lleva a contratar personas para matarlas literalmente de aburrimiento y sedentarismo? ¿Están comprobando mi límite? ¿Esperan que largue alguna información confidencial que accidentalmente poseo? ¿Me pagan para que no sospeche? ¿Quieren hacerme creer que ha sido decisión mía? más humillante aún, ¿Acaso soy un experimento para medir el tiempo que tarda la mente humana en rozar, rayar y dar vueltas de campana en el limbo de la paranoide?
Los métodos de tortura están avanzando mucho hoy en día. The more sutil, the more devastador. La gota china ya es un juego que los niños de 3 años utilizan para chincharse. La crueldad humana se está sofísticando hasta límites insospechados. Y yo sólo pienso que aún me quedan 86 horas (o 5160min/ 309600 segundos) en mi zulito de cristal. Aunque acabe con el cuerpo en forma de silla y pierda la sensibilidad en las extremedidades inferiores, aunque sufra claustrofobia cada vez que vea un escaparate, aunque mis neuronas acaben matándose entre ellas porque se han aburrido de matar el tiempo, aunque me persigan las pesadillas de webs capadas y direcciones a las que por más que pincho, no me deja entrar, sólo tengo una meta:
Poder decir YO SOBREVIVÍ A ESTO.
P.D.- Mención especial a alguna gente de aquí, que me roban sonrisas de vez en cuando. Ellos no están del lado de mis captores.
¡Tú sobrevivirás a esto y mucho más!
ResponderEliminarUn besico y resiste...
OLI I7O
¡¡Viviré aunque sea sólo para contarlo!!
ResponderEliminarGracias por los ánimos. Con razón me casé contigo :D