Las navidades es lo que tiene. Demasiado tiempo libre y poco tiempo realmente aprovechado, ¿no? Yo creo que para eso están hechas. Por si nos sobra tiempo que perder, perderlo todo de una vez. Ala. Para eso, y para engordar un poco más y que tengan más tirón los productos light. Y para rellenar telediarios, claro. Realmente están hechas para muchas cosas, ahora que lo pienso.
Mis navidades, como cada año, han sido diferentes al resto. Como no es cuestión de contar un tostón (tengo que guardar tiempo para perder en cosas mucho más inútiles), voy a resumir mis fiestas.
Nochebuena: Cena entre familia cuya media de edad superaba con creces los cincuenta. Como única joven y por tanto alocada, me dediqué a emborracharme a base de coca-cola light. Una tras otra. Un desmadre, vamos. A las 10:30 la cena no daba más de sí y mi cuerpo no soportaba más cafeína. Dejé a mis mayores en el salón y me eché un rato a pasar mi resaca. 2 horas más tarde decidí airearme un poco y ver las caras de mis primos, que aunque viejunos, ninguno pasa de la treintena. Cuando volví a casa, mis mayores seguían dándole que te pego al julepe.
Navidad: el día 25 es un día tonto, saltable, sin más. A partir de la comilona no hay nada que hacer. Así que eso hice.
Inbetween: Hasta nochevieja, los días pasaron. No me preguntéis cómo.
Nochevieja, New year's eve o Hogmanay: Día de excitación máxima. Mis nervios estaban a flor de piel, en el desayuno apenas era capaz de sujetar la cucharilla dentro del colacao sin que saltase por los aires. Mi señora madre y señora abuela decidieron madrugar por si no les daba tiempo a preparar la cena. En mi familia somos todos así, como el conejo de Alice in wonderland, "Oh, my ears and whiskers, how late it's getting!"
Mi actividad frenética consistía en ir de un lado para otro sin saber qué hacer. Suelo ser así de útil.
Hora de la comida, lentejas. Si quieres las comes y si no las dejas. Cuando dieron ya las 5 empecé mi proceso de semi-acicalamiento, de nuevo bajo el síndrome white rabbit. A las 7 empezaba mi ya tradición con el mostris, unas copas pre-cena en el bar de turno que abra por el barrio. Buena manera de pasar unas horas entre risas y buena compañía (mostris es inmejorable), y de paso ahorrarse el estrés hogareño de los preparativos.
En la cena de nochevieja la edad media de los asistentes descendió un poco, gracias a la presencia de mi hermana, mi cuñado y mi primo de zumosol. Echando una ojeada a Jose Mota y su "papa americano" de vez en cuando, mientras seguía nuestro proceso de acicalamiento. En el caso de las chicas, y concretamente en mi caso, este proceso dura horas. Muchas. Con todo el trajín, cuando llegaron las 12 no tenía ni preparada la liga roja, ni mis doce deseos, ni nada de nada de lo que siempre quiero hacer y nunca hago. Ni siquiera brindé con algo de oro en la copa. Mal, mal, mal. Quizá por eso sólo me dió tiempo a comerme cinco uvas: era lo máximo que me cabía en la boca después de que mi padre se dedicase, campanada por campanada, a cambiarme su uva por la mía porque "la suya era demasiado gorda". Siempre con los prejuicios.
Brindis familiar, "porque las veamos casadas". No sé porqué siempre brindan por lo mismo, saben que se quedarán con las ganas. Pero bueno, no es plan de quitarles la ilusión, así que se brinda y se bebe.
Y ¡por fin! toca coger el taxi y comenzar la noche entre amigos. Tribunal, plaza del dos de mayo y penta. La verdad es que me lo pasé genial, pero es algo que siempre me pasa cuando salgo con mis amigas. Creo que ya lo he dicho, pero es que no sabéis la suerte que tengo con ellas. También andaba por allí una personita a la que veo de año en año, así que me alegró aún más la noche con su presencia. Bueno, la suya y la de sus tantos amigos.
7:30 a.m. Suena "la chica de ayer", y eso significa que cada uno a su casita. A falta de chinos que vendan churros (en algún momento llegará, ya lo veréis) me hago con unos tallarines bañados en tomate frito y cojo el metro con la cabeza dándome alguna que otra vuelta.
Año nuevo: También llamado IKEA Day. Otro día insulso. Día para levantarse a las mil, comer y hacer una de IKEA: de la cama al sofá, del sofá a la mesa, de la mesa otra vez al sofá. Y así.
Inbetween 2011: los días pasan entre más prisas y compras, agobios, colas en las tiendas y problemas para respirar en el centro de Madrid. Crowded.
Día de Reyes: Hoy. Aún no he tenido la esperada comida, pero puedo afirmar y afirmo que ha sido uno de los reyes más divertidos de mi vida.
-Mi madre le ha regalado a mi padre una camiseta con una calavera y un letrero enorme que decía "When death calls". Cuando nos hemos quedado perplejos preguntándonos si sería una indirecta, mi madre ha alegado que "no sabía lo que significaba, pero era muy mona".
-Mi padre se ha regalado a sí mismo unos aparatejos para reducir barriga. Le ha encantado su regalo.
-Las tres (mi hermana, madre y yo) hemos recibido una pulsera de pandora con un simbolito personalizado: el de mi madre era un niño, simbolizando a los hijos. El de mi hermana era un perrito, porque se ha comprado un perro y está loca con él. La mía... bueno, mi padre no encontraba un gato por ninguna parte, así que la mía tiene un Buda gordito. Aún estoy buscándole un significado.
El resto han sido regalos geniales, pero esos no está bien contarlos. No son tan divertidos.
....Y hasta aquí la que pretendía ser una brief synopsis de mis Navidades, para compartirlas con todos vosotros. Desde aquí, desearos mundialmente un Happy New Year, un feliz día de ReyesMagosDeOriente y por supuesto my best wishes para el 2011!!
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