¿Recuerdas cuando nos escribíamos cartas?
Existía Internet, había emails, pero aún no habían
contaminado todo.
Cogíamos un papel cuadriculado y un bic, y luego decorábamos
los bordes con dibujos, mensajes en clave y chorradas varias. Hoy he destapado
mi caja de Pandora, y todas esas cartas han vuelto a ver la luz gris de un
noviembre que dura ya diez años.
Los colores seguían intactos, la tinta no se había borrado y
la cantidad de experiencias vividas perduran aún, atrapadas en la red del DIN
A4 arrancado de un cuaderno del cole. Ahora
nos comunicamos por email, usamos whatssap cuando se deja. Ya no son las
cuadrículas de cuadernos las que nos atrapan, si no las miles de redes sociales
que nos roban la vida y la volatilizan.
Yo escribía novelas negras con mi personaje perenne,
Harrison. Soñaba con convertirme en periodista, escribir columnas y sacar un
par de libros al año. Ahora trabajo en marketing, estudio la parte online y mis
aspiraciones se han visto reducidas a ser community manager.
Adoraba el papel, el boli, y reflejar mis estados de ánimo
con tipografías más o menos cuidadas, relajadas o llenas de rabia, cuidadas al
detalle o cansadas del día o del mes. Ahora escribo un blog de retales, en el
que evito reflejar nada que tenga que ver con mi vida.
Ya no recibo cartas, tampoco las escribo. No hay adornos en
los márgenes, tampoco hay márgenes que adornar. Escribo esto desde mi portátil, lo subiré al blog y quizá le añada alguna imagen.
¿Recuerdas cuando los inbox eran cajas donde guardarlo todo?
Hoy he encontrado llaveros, entradas de cine, postales y muñecos. Talones de venta de ECI grafiteados en mis horas muertas. Dibujos de tardes enteras, tarjetas de cumple hechas a mano. Notitas de estraperlo entre clase y clase. Fotos de papel maché, tickets de compra y sobres personalizados.
Hoy, día festivo tras su consecuente noche de fiesta para muchos, lo máximo que puedes encontrar en las nuevas inbox son mensajes quasi ilegibles escritos a altas horas. Tal vez alguna llamada perdida, en su sentido más literal de la palabra.
Ladies and Gentlemen, bienvenidos a la era digital. All yours.
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