Yes, it can.
Ya es hora, no? Y de las buenas noticias, también.
¿Cómo que el amor no puede cambiar a las personas? ¿Cuántas
veces hemos oído eso de “ha sido echarse
novi@ y no hay quien le reconozca”? ¿Cuántos amigos o conocidos han sido
transformados o digievolucionados tras comenzar una relación?
El amor puede cambiar, y mucho. Unas veces para mejor, otras
a peor, otras veces de diferente manera. Hay ocasiones en que entrar en ese maravilloso mundo puede
ser un túnel de luz o un túnel de oscuridad.
Poniéndonos en lo peor, el amor ciego puede llevarnos a
hacer cosas de las que jamás nos creímos capaces. Como dejar de ver a los amigos.
Romper lazos familiares o dejar de hablar a ciertas personas hasta el momento
muy cercanas. O como renunciar a ciertos principios, sólo para satisfacer a la
otra persona. Nos esforzamos tanto en retener a nuestra pareja que perdemos el
norte. Cambiamos nuestra forma de vestir, de actuar.
Hay personas que, sin haberlo sido nunca, se transforman en
celos@s compulsivos. Otras se vuelven ausentes en compañía de otra gente que no
sea su pareja. Siempre a la defensiva de comentarios hacia su persona, o hacia
su relación. En estos casos se recomienda (siempre que la ceguera sea parcial y
no total) pararse y pensar. Porque está claro que ese amor tiene un componente
nocivo, y se debe estudiar la posibilidad de extirparlo… siempre que sea
posible.
Hay otras personas que al encontrar el amor, cambian de
vida. No hay luz ni oscuridad, simplemente se transforman en personas
diferentes. Personas que siempre han evitado el compromiso, incluso en
relaciones extra-largas, de pronto conocen a esa persona y lo único que desean
es prometerle amor eterno. Personas ateas que no creían en el matrimonio, se
casan por la
Iglesia. Personas que criticaban a ciertos estereotipos de
personas, acaban enamorándose de uno de ellos. Gente que cambia su estilo de
vida radicalmente, su trabajo, su filosofía. Quizá a alguno de vosotros os haya
pasado, y os hayáis sorprendido de vosotros mismos. Nunca se sabe por qué
derroteros puede llevarte el enamoramiento agudo.
Aunque aquí se plantea un dilema:
También es cierto que cada persona ofrece unos estímulos diferentes. Puede que la nueva te despierte reacciones que la anterior no era capaz de activar. Eso siempre pasa.
¿Acaso las parejas anteriores de estos digievolucionados no
han tenido nada que ver en este proceso? ¿Acaso en sus relaciones pasadas no
estaban enamorados? ¿Fue sólo una ilusión, una mentira? ¿Por qué ha decidido
cambiar con esa persona, y no con otra? Puede que el fóbico al compromiso haya
tenido una relación de 10 años. De pronto conoce a otra persona, y se van a
vivir juntos a los 2 meses. ¿Es acaso esa persona la única responsable de ese
cambio?
Yo soy partidaria de que hay un proceso de preparación para
que esto ocurra. Quizá estuviese realmente enamorado de su pareja anterior.
Enamorado de verdad. Pero tal vez comenzaron muy jóvenes, o tal vez una
relación tan larga puede guardar baches y rencores difíciles de superar. Y tras
entrenar y darlo todo durante 10 años, la gloria se la lleva el siguiente. Como
ese boceto en el que empleas todas tus energías, en el que te esfuerzas al
máximo. El que guarda todos tus logros y mejores trazos, pero también tus
errores y garabatos. Te das cuenta de que no puedes exponer eso, precisamente
porque guarda demasiado. Y entonces, con toda la sabiduría y la experiencia
aprendida, realizas tu obra de arte. En una hoja nueva, sin pasado. Cuidada,
limpia, sin un fallo. Aunque el boceto siempre será especial, por lo puro y
verdadero… tu obra de arte es la definitiva. Hay personas que son bocetos,
otras que son el arte final. Y hay otras que hacen de su capa un sayo y
consiguen hacer de su boceto su obra más excepcional, de por vida. Ellos son
los que tienen mi mayor admiración.
También es cierto que cada persona ofrece unos estímulos diferentes. Puede que la nueva te despierte reacciones que la anterior no era capaz de activar. Eso siempre pasa.
En los mejores casos, el amor puede obrar milagros. Gente
que antes había perdido el norte, lo encuentra al encontrar a su media naranja.
Son incontables los casos de balas perdidas que han dejado de serlo al conocer
a su pareja. Han sentado la cabeza, se han centrado y se han sentido animados y
apoyados para conseguir cualquier cosa que se propusieran. No olvidemos que el
amor es una fuerza inconmensurable (tanto, que dicen que mueve el mundo), y que
cuando se juntan dos ríos se hace fuerte la corriente.
Cuando el sentimiento es verdadero se olvidan los temores,
el paso del tiempo y hasta las ganas de comer. Ya lo dice la canción “no tengo
si estoy contigo, por eso ni hambre ni frío, ni miedo ni sueño”. Click aquí para escuchar la canción
Te sientes capaz de ir al fin del mundo, siempre que sea con
esa persona. De alguna manera el amor nos convierte en superhéroes.
La cosa está clara: el cambio es un hecho común en todos,
absolutamente todos los casos. Hay que tener en cuenta que el amor implica
dejar de ser uno, para convertirse en dos. Y compartir tu vida con otra persona
significa implementar cosas nuevas a tu personalidad, pero también aportar a la
otra persona. Se trata de un condicionamiento mutuo, o más bien un
enriquecimiento mutuo.
Ya no puedes tener en cuenta únicamente lo que a ti te
gusta, o lo que a ti te molesta. Querer a otra persona te lleva a querer saber
lo que le gusta, y lo que le molesta. A fomentar aquello que le ilusiona, a
meterte en su mundo de hobbies, a comprarle entradas para ese grupo raro que a
él/ella le encanta. A sorprenderle con ese disparatado plan que siempre te
negaste a hacer.
Por otro lado, a evitar aquello que le incomoda. Ya sean
maneras de hablar o de comportarse, siempre que sean razonables. Y cambias la
costumbre de poner los pies encima de la mesa, o intentas no decir tantos
tacos. Llegas siempre puntual, porque él odia esperar. Contienes las rabietas
tontas que solían darte, o dejas cualquier costumbre innecesaria.
En definitiva, te lleva a querer hacerle feliz (aunque sea
por razones egoístas, pero románticas. Porque a ti te encanta verle feliz.) Siempre
dentro de unos límites sanos y equilibrados, querer así es querer bien.
En el amor se pueden cambiar muchas cosas, porque estar al
lado de otra persona conlleva contar con un prisma extra para ver el mundo. Y
en muchos aspectos puede que ese prisma sea mejor que el tuyo, y decidas
hacerle caso. Y viceversa.
Afortunadamente el amor tiene muchos beneficios.
Precisamente porque cambia, y mucho.
Resumiéndolo en una sola frase: LOVE CHANGE LIFE
Un boceto que no puedes exponer porque guarda demasiado... La mejor definición posible. Precisamente por ser bocetos que van acumulando de todo, las relaciones largas agotan. Un post EXCELENTE!!
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