A veces es un estado de ánimo. Otras solo un marco de fondo.
Los años te enseñan a suavizar los inviernos.
Cuando dejas de lamentar el tiempo que nunca volvió, cuando aceptas que tú mismo eres tu mejor abrigo contra frío, observas el valor de todo eso. Y es reconfortante.
Reconfortante saber que existen inviernos sin ti. Y que también son suaves, aunque de diferente manera.
Que también son llenos, aunque no tengan tu brillo.
Para que tú me oigas mis palabras se adelgazan a veces.
Como cantaba Rocío Jurado,
ResponderEliminar"Jamás pensamos nunca
en el invierno,
pero el invierno llega,
aunque no quieras"
Me gusta tu blog ;-)
¡Gracias, Rita!
ResponderEliminarEstoy dándome un estupendo paseo por tu blog.
Tú última entrada es divertidísima... y veo que compartimos un amor incondicional hacia Glen Hansard y su film 'Once'.
Gran descubrimiento!