lunes, 28 de abril de 2014

Londres these days.

Que si, que Londres está muy bien, si no digo que no.
Yo vine con muchas esperanzas y lo mejor es que las cumplí todas. Ni en mis mejores sueños vamos, y eso que solo tengo pesadillas... pero oye, ni en mis mejores sueños, si es que los tuviera, hubiera imaginado que todo me saliera tan bien.

Porque llegue aquí sin nada, es decir, nada más que unos ahorrillos. Ya había estado por aquí visitando a Minus, y la idea de vivir aquí me emocionaba por encima de mis posibilidades. Y dejé mi trabajito, y me vine con lo puesto y una maleta de 20 kg a ver si alguien quería contratarme y enseñarme inglés de trabajo.

Mi idea era buscar de cualquier cosa, pero mi objetivo era encontrar de algo relacionado con mis estudios/slash/ experiencia. Ya sabía que era difícil, y muchas fueron las personas que me llamaron loca y me auguraron unos meses solo sirviendo café en London city. Pues podría haber pasado, yo no digo que no, y venia preparada para ello. Pero la suerte, o las ganas, quisieron que no pasara, y en mes y medio encontré un trabajo guay en una empresa guay. El día que me lo confirmaron, después de 2 arduas entrevistas, solo quería saltar por todo Londres sin parar. 

Mi amiga además seguía viviendo por aquí, y esa época fue genial. Se fue al cabo de unos meses, pero mientras tanto conocí gente, salí, también caseé mucho, en general disfrute mucho con ella. Londres seguía siendo gris, pero yo estaba más a gusto que un arbusto. 

Minus se fue, pero me dejó un buen relevo. Cosas de la vida, de la suerte o de las ganas, en su despedida conocí al que hoy se ha convertido en la persona más importante para mí en Londres y gran parte de Madrid. Más que Londres, el trabajo o el inglés, mi Gran Premio es él. Y suena cursi, sí, porque lo soy y ya lo sabéis, no es nada nuevo. 

En este año y pico han pasado muchas cosas, pero sobre todo cosas buenas, gente increíble, momentos geniales y lugares míticos. Aunque sé desde hace un tiempo que he cumplido todo lo que vine a hacer, y no ha sido fácil, pero desde luego mucho mejor de lo que imaginé. Y sigo disfrutando, y sorprendiéndome, y valorando el Londres de cada día. 

Y con esto vuelvo al principio: Londres mola mucho, sí. Sus mercadillos, su variedad, sus roller-discos a las que nunca he ido, sus barbacoas aunque llueva, su live music, sus gentes andando a toda prisa, sus líneas de metro con diferentes finales. Todo ese aura de ciudad molona. Es más bien como un bazar: en Londres te puedes encontrar de todo. Cuando digo de todo, es DE TODO. En todos los aspectos. 
A mí me encantan los bazares, imagino que por eso vine aquí, y nunca me decepcionó. Londres me ha dado un montón, un montón de todo.

Pero llega un momento, que a unos les llega más tarde y a otros más temprano, en el que te apetece volver. Y no se trata de ese sentimiento caprichoso de 'ayns, hoy me he levantado como que me apetece sol y España', no. Tampoco es cuando miras el feed de actividad de tus amigos y te dan ganas de denunciar a facebook todas esas fotos de playas, terrazas y otras desgracias. No hablo de esas enajenaciones mentales transitorias. Hablo de cuando tu cabeza te grita que 'oye, maja, que ya está bien', al principio lo susurra, de vez en cuando, hasta que al cabo de un tiempo no puedes pensar en otra cosa porque sus gritos ocupan todo el espacio mental. YAAAAA PAAAARA, POR FAVOR DEVUELVEME A MI ORIGEN!! LLEVAME CON MI FAMILIAAA, BASTA DE BRITISHLAND!!

Cuando llega ese momento no puedes ni trabajar. Al final trabajas, claro, pero es que es muy cansino trabajar cuando te están gritando, y el único consuelo que te queda es llegar a casa, porque tu mente deja de gritar cuando está él delante. Al menos en eso me respeta. Llego a casa, a mi mini piso adorable cuqui 100%, y hago de ama de casa porque amo mi casa, aunque no sea mía y la vaya a dejar en unos meses. Y algunas veces en la semana me reconcilio con Londres, que no es que esté enfadada, le explico, es que ya quiero cambiarte por Madrid. Un 'no es por ti, es por mí' de toda la vida, vamos. Pero no me lo pone nada fácil y sigue con sus lluvias y con sus eventos guays que siempre me pierdo, y sus parques enormes y sus gentes increíbles y sus viajes interminables de autobús. 

Yo vine aquí con muchas expectativas, y es que resulta que las he cumplido todas. Y lo que me apetece ahora es volver, con él, claro, volver sin ninguna expectativa más que estar cerca de los que quiero. Eso ya supera todo lo que pueda esperar de cualquier ciudad. 

viernes, 4 de abril de 2014

A la hoguera con Ted

Hoy voy a hacer gala del argumento sobre las opiniones y los culos. Y aunque a veces critico que todo el mundo se crea con derecho a decir su opinión, es mi blog y como mi culo, es mío. Así que ejerceré mi derecho a explicar porque no me ha gustado el último capítulo de HIMYM.

The good stuff:

He defendido siempre esta serie a capa y espada. Pesa a sus similitudes, no necesariamente malas, con Friends, y su consecuente comparación en la que sale perdiendo.
Pese a sus últimas temporadas, de nivel más bien bajo y argumento a veces soporífero. Pese a muchas cosas. Porque las series, al igual que las personas, o te gustan o no te gustan, pero no les puedes pedir que sean perfectas. No hay más. Y a mí me gustaba y mucho, por varias razones:

Por su humor absurdo y genial: rápido, irreal y tan estúpido que te obligaba a reírte incluso sin querer. Yo en concreto soy su target perfecto, es el humor estúpido el que más gracia me hace.

Por sus teorías. Ah, sus teorías. Nada bueno pasa después de las 2 de la mañana. No propongas planes a tu reciente chico/chica con más antelación del tiempo que lleváis juntos. La escala Crazy/Hot. Todas son gigantescas sandeces, pero con un tinte tan real que hace gracia.
En realidad sus teorías de vida y el Bro-code no son más que una sarta de estupideces machistas a la par que divertidas, y que conste que no es fácil unir esos dos adjetivos. Pero Barney hace que mole. Su personaje es tan patético como lo exitoso que pretende aparentar.

Por su mentalidad teenager. No hay que confundirse: HIMYM no es ninguna serie profunda, y aunque quizá te haga pensar sobre la veracidad de ciertas teorías respecto a las chicas, no pretende nada más que hacerte reír. No podemos pedirle que sea realista, porque precisamente en lo surreal esta su humor. Toda esa gente que critica la serie con argumentos: ‘Si, claro, con esos trabajos de mierda o ni siquiera currando van a poder tener esos apartamentos en NYC, además de hincharse a birras cada día’… que pensabais, que estabais viendo un documental? Estarías más contentos si vivieran acorde a sus posibilidades, en un hostal? O en casa de sus padres porque no pueden permitirse más?  Encuentro bastante absurdo el querer que una serie se ajuste totalmente a la realidad… para eso, mejor mirad por la ventana al vecino.

Y si, tiene mentalidad teenager y nada ajustada a los 25 o 30 años que se supone que tienen. Por eso te hacen reír. Porque son estúpidos y hacen estupideces.


The bad stuff

Es verdad que sus últimas temporadas han acumulado su record de horas bajas,  pero no me ha importado demasiado. Unas carcajadas cada dos capítulos no me las quitaba nadie. Pero ahora, el final….. EL-FINAL. No puedo hablar de ello sin que la ofuscación se apodere de mí.

Lo que me enfurece: Ted.
Ted era un coñazo, si, lo era. Era el tío más pesadillas y empalagoso del mundo, daban ganas de darle una torta con la mano abierta y decirle que dejara de hacer el canelo.


Pero no cejaba en su empeño, y eso era en cierta manera bastante adorable. Era el único que no se dejaba vencer y seguía convenciéndonos  (o intentándolo, con más o menos éxito) de que el verdadero amor existía, y él estaba dispuesto a encontrarlo. Era el ultra defensor del romanticismo, de la idea de que puede existir ‘esa persona’ que te llene, te haga feliz, y con la que quieras pasar el resto de tu vida. Todo eso era la madre. O debía de serlo.

Cuidaba cada detalle. Nos hizo creer que era inocente como un perrillo. Nos hizo creer que era honesto, un hombre con valores. Pero sobre todo, que era un romántico. El romántico más pesadillas del mundo, pero romántico al fin y al cabo.
Después de 9 temporadas traumatizando a sus hijos con sus devaneos sexuales, las incontables chicas que se ha ligado y a las que se ha intentado ligar, sus tonteos con los porros/bocadillos. Después de crear unas expectativas muy altas en cuanto a la madre. La que se supone que es la razón de la historia. La que explicara con su importancia porque ha merecido la pena todas esas historietas. El cómo, debía de ser legen… wait for it… and keep waiting for it, because it’s never going to happen.

No solo matan a la madre en un solo capítulo, así de un plumazo, después de unos laberínticos flashbacks/flashforward para presumir de lo bien que alteran el orden en la historia (y que la gente piense que se trata de un puzzle.  Efectos ópticos molones) si no que toda la historia no era más que una excusa para volver a salir con ROBIN. En serio. Volver con tu ex, de la que siempre has estado enamorado, después de que tu mujer se muera, es lo más anti-romántico del mundo entero.
La madre era solo un pequeño detalle, casi invisible, en la historia del cinismo de Ted. Hasta la calabaza de la fiesta ha tenido más protagonismo que ella. A la madre se la deja en un segundo plano, a modo de ‘si, si fuimos felices y tal, pero a lo que vamos’: que todas las temporadas han versado sobre la hipocresía del falso Ted Romántico y la ‘Tía Robin’. Qué poco respeto. Qué mal gusto.

Por no mencionar lo poco que me gusta la reacción de los hijos. Eh, que toda esta historia no era para hablarnos de nuestra madre? Ah, que en realidad era para decirnos que Tía Robin siempre ha sido el amor de tu vida y quieres volver a salir con ella? Pues corre, llámala.



Cosas secundarias que no me enfurecen, pero tampoco me gustan:
Barney y Robin: puede que el divorcio se viera venir, puede que no. Eso me da igual. Pero sus personajes habían evolucionado, y aunque parecía difícil, habían conseguido hacernos creer un poquito su humanidad. Al menos en cuanto a Barney. No puedes cargarte todo ese trabajo en un capitulo solo porque quieras dar un giro sorprendente. Pero sobre todo, un personaje no puede des-evolucionar. Barney resulta que vuelve a ser como al principio. No es que cambie, es que después de toda la relación, la pedida, la diferente relación con Ted, es como si sufriera amnesia y volviese al punto de partida. Que mierda es esa? Nadie vuelve al punto de partida.
Robin… en realidad no sé muy bien que decir de Robin, nunca ha aportado demasiado a la serie. Igual por eso han querido darle un extra con este final.

En definitiva, después de ver el último capítulo me sentí soberanamente estafada. Al menos, si Ted tenía que ser tan pelma, que fuera por algo que mereciera la pena. Eso no quiere decir que no me haya entretenido estas 9 temporadas, que era de lo que se trataba… es solo que siento la imperiosa necesidad de denunciar a todos los que han hecho posible ese maldito final de mierda. He dicho.



P.D.- El caso es que moneando para buscar imágenes para este post, he encontrado un culo parecido al mío, pero en inglés. Incluso la estructura del post se le parece! Red-face power. Aquí lo dejo