jueves, 21 de noviembre de 2013

Estamos hasta arriba de mierda.

*Please note: Yo misma me incluyo. Por eso me escribo, para echarme la bronca.

De un tiempo a esta parte, cada vez lo veo más claro. Andamos como en una burbuja llena de lo que nosotros creemos ‘nuestros problemas’, los que nos tienen totalmente absorbidos. Porque no nos importa nada más, ni vemos nada más, sencillamente nuestra mierda es nuestra y nos gusta. Parece que hay algo de reconfortante en regodearse en las miserias de cada uno. Pero eso sí: cada vez que interactuamos, no tenemos problema en compartir esa lista de desgracias con cualquiera. Escuchar se ha convertido en un hábito absurdo y desfasado, ahora las conversaciones consisten en echar mierda por la boca hasta que sientas una mínima sensación de alivio. No se sabe muy bien si porque te has desahogado, o porque es el chute de ‘que puta es la vida’ que necesitábamos para continuar en este círculo vicioso.

Cada vez me doy más cuenta lo que vale la actitud. Y las pocas personas que conozco que hagan gala de ella. Porque tomarse las cosas con humor, o ser positivos, o adoptar cualquier otra postura constructiva ante los problemas, no es tarea fácil. Para nadie. No me va eso de ‘no, es que ese tiene suerte’ ‘No, es que ha nacido con estrella’. Aquí todo el mundo tiene sus problemas, sus más y sus menos. De diferentes magnitudes, también. Cierto es además que cada uno contamos con diferentes personalidades para afrontar situaciones, y lo que para uno es una montaña para otro quizá solo sea un bache. Pero problemas? De esos no se salva nadie.

Pero el caso es que hay personas que son capaces de mirar un poco más allá de su ombligo. Se quejarán y llorarán, como reacción lógica ante una mala racha o acontecimiento. No puedes pretender que alguien no este triste, llore o se enfade cuando algo le duele, al igual que no sería justo intentar contener la risa y los saltos de alegría cuando algo bueno sucede. Es una relación simple de causa-efecto, y es saludable. No hay que demonizar la tristeza, aunque inevitablemente tendemos a ello. ‘No estés triste, sonríe’ ‘Venga, anímate’. No nos gusta ver a la gente triste, porque a nosotros nos incomoda. Pero es la reacción apropiada.

Ahora bien, una vez pasada esa fase necesaria, se plantan. Porque hay que plantarse. Dejar de compadecerse de uno mismo (eso todos sabemos hacerlo muy bien), y actuar. Enfocar la situación de otra forma, tomarse la vida de otra manera, y no permitir que los problemas acaparen toda nuestra atención (y nuestra energía). Basta con poner más atención a los detalles diarios. Observar todo lo que tenemos, o lo que nos rodea, en lugar de fustigarnos por lo que no tenemos, o lo que no nos rodea. Suena fácil, sé que no lo es. Pero hay que intentarlo. Y si se intenta muchas veces, resulta que al final se consigue. Y te quitas un peso de encima del que no eras siquiera consciente, porque llevabas toda la vida con él a cuestas como si fuera algo normal. Es algo reciente, pero son muchas las veces que pienso la frase que viene  a continuación. 

Sonríe, por dios!  O por quién tú quieras, pero sonríe, porque hoy estás aquí y te queda mucho por vivir este día. 

No hay que proponerse grandes metas – ni pretender que de un día para otro tu vida cambie. En lugar de eso, se trata de vivir al día. De sonreír un poco más mañana, de hacerlo un poco mejor, de prestar más atención en tu camino al trabajo.  Y al día siguiente, proponerse lo mismo: colocar ese ladrillo de la manera más perfecta posible. 
Al fin y al cabo, y apropiándome de palabras que no son mías, la vida es un regalo. No nos empeñemos en hacer de ella un pozo de tristezas.



miércoles, 6 de noviembre de 2013

A cualquier otra parte.

Tenía los ojos tan grandes como Betty Boop , pero era todavía más sexy.
Más viciosa que ninguna, pero tan difícil de coger. 
Tuvo un piso en las alturas, "handle with care".
Trabajaba en un club 
y no paraba de apretarse whiskys.

- Hablas de poetas muertos y escribes canciones para olvidar. Que has sido ángel sin techo, bala por derecho y reina de bar. Que ya no crees en la gente, y sueñas con no soñar. 

Se movía con el rock & roll.

- Siento que no tengo sueño y no puedo descansar. Invento más de mil palabras y busco una verdad… Intento que suenen de forma genial, intento que no digan nada. Nada siempre es toda la verdad.

Pitillos ajustados, era The Burning, Ronaldos y Lou Reed. 

- Cuando la mañana herida te lleve lejos de aquí, dirás que el mundo, niña, no está hecho para ti.

De caminar a oscuras por calles heladas hasta el amanecer, 
le quedó una larga historia, una vida rota y todo por hacer. 

 Juntando estos fragmentos, por la simple afición de reinventar historias con retales de canciones, me di cuenta de algo. Pereza, Quique González, Iván Ferreiro, Dorian. Podría citar algunos, si no muchos más. Todos ellos escriben canciones sobre ellas. O más bien, sobre “ella”. Esa chica frágil, la misma que lo tenía todo antes de perderlo todo. Esa chica sexy y cool que todos conocemos, esa que parecía que iba a comerse el mundo… y se quedó por el camino. Y ahora se aprieta a whiskys en un bar, o se da a las pastillas rosas porque sueña con no soñar. Era lo más rock&roll de por aquí, y sin embargo…  ahora vuelve a casa en autostop.

Estas canciones me generan una mezcla de confusión, empatía y ganas de rebelarme. Confusión, porque no acabo de entender su fijación con esa chica, ni el tono despótico-compasivo que utilizan para hablar de ella. Empatía, porque yo misma me he sentido tan perdida ella en muchos momentos de mi vida. No sé si porque lo he sido, o porque ha habido personas a mi alrededor que, como ellos, así me lo han hecho creer. Supongo que es un poco de las dos. En realidad, por eso me gustan sus letras. Aparte de porque son bonitas. En cierta manera, aunque no me haya dado por las drogas ni por el whisky en vena, me recuerdan a mi. Ganas de rebelarme porque no escucho letras a ese bala perdida, ese chico que lo tenía todo antes de colgarse de la barra de un bar. Salvando la excepción de Estopa, dicho sea de paso. Es que acaso nosotras tenemos más probabilidad de perder el equilibrio, o de perdernos por el camino? Sera porque se ejerce más presión sobre la mujer, y sobre su perfección en su modelo social de mujer? O será solo cuestión de que las canciones las escriben ellos, y es más fácil escribir sobre ellas?

Lady Madrid, por suerte, no lo perdió todo. Solo se sabe que probó fortuna, no si lo consiguió.  Lo único que consta es que algunos todavía dudan si va a volver.