viernes, 22 de agosto de 2014

Prensa rosa, amarilla o multicolor

Lady Gaga. Risto Mejide. 
Me descubrí uniendo estos nombres, y muchos otros, ayer por la tarde. Todos tenían algo en común: captaban la atención de muchísima gente por sus extravagancias. Unos por bailar provocativamente, otros por aparecer vestidos con filetes, otros por crear todo tipo de polémica allá por donde aparecen.

Unos caen generalmente mal, otros bien, el caso es que en todos se cumple ese dicho de ‘que hablen bien o mal de uno, pero que hablen’.
Aunque ninguno me interesa particularmente ni para bien ni para mal, he leído y escuchado  muchas críticas hacia todos ellos. 

Y yo, personalmente, pienso que los tontos somos nosotros, no ellos. 
En realidad en este mundo de morbo, sensacionalismo y chismorreos, es muy fácil vender y hacer dinero. Matizo: tienes que saber ‘cómo’ hacerlo bien, pero el ‘qué’ es bastante obvio. Llama la atención. Con lo que sea: ya sea por meterte con la gente de manera intelectualmente cruel, por gritar más que el resto, por vestirte de avestruz en el escenario o por lo que te de la real gana para dejar flipando a la gente. Da igual que sea positiva o negativamente, tú llama la atención. A la gente le gusta hablar, y hay que darles de comer.
El mismo Risto Mejide lo dijo en una entrevista ‘A todo el mundo le gusta pensar: “Qué cabrón, cómo ha dicho eso”’. Y haciendo esto, todos y cada uno de los que saben cómo hacerlo ganan una pasta gansa.

Habrá gente que opine que vaya manera de ganarse la vida. A mí me parece muy respetable. En realidad, la ética o no ética, o la manera de juzgar esos trabajos se medirá en función de una pregunta: vives para los demás, o para ti mismo? Porque si lo que te importa es lo que piensen los demás de ti, en fin, no te dediques a ser Risto Mejide.
Pero si tienes la suficiente seguridad en ti mismo como para tener claro que lo más importante en tu vida eres tú y tus seres queridos, pues… me parece una opción muy inteligente. Vosotros seguid hablando de mí, seguid dándome dinero.
Ya si eso hablamos luego de la inteligencia de cada uno: yo que digo sandeces, o vosotros que pagáis por escucharlas.

Ni idea de cuánto le costó el vestido, pero seguro que le salió muy rentable

martes, 19 de agosto de 2014

Back on track

Señoras, señores, niños, bolas de pelo y moluscos:

Hoy tengo algo muy importante que anunciar. Y es que me marcho de Londres. Esta ciudad que me lo ha dado todo se queda donde está, porque todavía tiene mucho que dar a otros, pero yo me voy por donde he venido. O quizá no, depende de con que compañía low cost vuele. Pero me voy.

En realidad la decisión la tomé hace unos meses, pero ahora es cuando cobra forma. Ya he dado el aviso en mi trabajo, ya hemos vendido todos los muebles que compramos, ya tengo la mitad del equipaje hecho. Ya es casi realidad!

Debería estar triste, o melancólica, o en ese estado de angustia de cuando pierdes algo o te despides del campamento de verano en el que has estado 15 días, pero has hecho amigos para toda la vida. Por el contrario estoy exultante y sin el mínimo ápice de tristeza. Ah, las despedidas, siempre dije que no me gustaban, pero en este caso haré una excepción.

Cuando una despedida significa reencontrarte con tus seres queridos (me gusta este término más que 'familia', es como más preciso) no puede decirse que sea algo trágico. Y menos cuando te llevas de la mano (que no de las orejas) al chico más increíble del mondo. Ah... no, definitivamente no puedo estar más que feliz.

Pese a la incertidumbre de España, pese a que nos vamos sin trabajo, pese a lo duro que sea adaptarnos de nuevo. Minucias. 

A partir del 30 de Septiembre, vuelvo a ser Lady Madriz.