miércoles, 29 de diciembre de 2010

Love Tips

Hoy, estaba leyendo una revista deesasdechicas. Mi trabajo en estos días es un soberano muermo, así que esta mañana me ha dado por comprarme alguna revisteja de no pensar pero con un poco más de nivel que la superpop, por lo menos. Pues no he dejado de pensar en toda la mañana, oye.

Resulta que entre los interesantísimos reportajes, me he encontrado no pocas joyas que sacar a relucir.

Sección “MÁSTER EN HOMBRES” (con lo caros que están hoy, ¡y te ofrecen uno de gratis!)

“1-.Técnicas de ligue

-En el súper: Es un terreno ideal para el juego de la seducción” -como todos sabremos ya- “Además tienes múltiples formas para provocar una primera toma de contacto: 1) pregúntale dónde están los lácteos 2) Si estás en discos, pídele que te recomiende alguno ahora que casualmente te ha dado por el hip hop 3) Pregúntale por el producto que tiene en la mano, algo así como ¿pica mucho esa salsa?”

Claro. Suena perfectamente realista y nada macabro. Imaginaos que estais haciendo la compra de groceries en el Carrefour, y viene un/a chico/a que primero pasa de leer los carteles como todo el mundo y te pregunta por la leche. Luego te sigue hasta los discos y te dice con una sonrisa picantona que le ha dado por escuchar hip hop, como si a ti te importase su vida, y que le recomiendes alguno. Y cuando estás comparando las diferentes marcas de salsa barbacoa, te sigue dando el tostón y te pregunta si pica. Directamente piensas que el desequilibrio de esa persona es enorme y miras alrededor por si se han despistado sus cuidadores. Luego te planteas decirle cuatro cosas. Exactamente cuatro.
Primero, lee los indicadores de los productos.
Segundo, no me interesa en absoluto el hip hop y tus últimos venazos musicales, no te conozco.
Tercero, es SALSA  BAR-BA-CO-A.
Y por último, NO, NO TRABAJO AQUÍ. ¿Podrías preguntarle a alguno que lleve el polo del súper, que a ellos les pagan por aguantar este tipo de cosas?

La revista finaliza este trucazo con un “con suerte te propone un café o unas cervezas a la salida”. O llama al 112 con un “loca anda suelta y encima quiere que la lleve de cañas”. Claro, es como estar en un bar de ligoteo.
-¿Pica mucho esa salsa?
- Un poco, pero si quieres te lo explico detalladamente a la salida, muñeca… (aquí guiño cual tipo duro). Oh yeah.

Pero seguimos.

“-En el gimnasio: (….) Si ves que hay feeling y se fija más en tus abdominales que en los suyos
–porqué está claro que los dos estáis buenorros y además, al hablar os miráis mutuamente a los abdominales- proponle ir juntos a una sesión de Pilates.”
Vamos que. Lo de las cañas del súper no estaba tan mal, después de todo. Teniendo en cuenta que en los gimnasios la cita perfecta es invitar a tu chico a una hora de Pilates en grupo… casi me quedo en el Carrefour.

“-En la disco: (…) tropiézate con el mientras bailas” –y digo yo, ¿esto no es lo que se intenta evitar para no autohumillarte?- “pregúntale por el dj del garito y dile que te parece lo más.”

-¡¿¡¡Perdonaaaaaa!!?!
Objetivo -¿¿Quéé??
T -¡¡Perdooona!!
O -¡Naaada, nadaaa!
T -No, ¡Que si sabes como se llama el dj!!
O - ¿Lo quéé? ¡¡Yo que sé, esto es un bar de huertas y no el pachá de Ibiza!!
T -Aaaaah, ¡¡Es que me parece lo máááássss!!!

Y aquí es cuando el/la chico/chica se daría la vuelta con cara de ¬ ¬ y tú te quedarías con una cara imposible de describir en emoticonos.

“-En el café: A menos que seas Brad Pitt, el bar de churros de la esquina no es el lugar más fácil para ligar” (sin embargo, el supermercado es el terreno ideal) “puedes recurrir a ir al baño a la vez que él (técnica también usada por los acosadores más prestigiosos) o anotar tu número en una servilleta y dejárselo en la mesa antes de irte, ¡no antes!”.

¿¿Por qué no?? ¿¿¿Acaso no sería genial ver a un/a chico/a pedir un café, anotar su número, levantarse muy decidido/a, dejarlo en tu mesa y volver de nuevo a la suya, justo en frente, a seguir con su café como si nada??? ¡¡Para una idea buena que tienen!!

Y ya, por último:

“-En la biblio: Intenta que vuestras miradas se crucen. Si te sonríe, ya puedes pedirle un subrayador” (¡¡Ya puedes dar el gran paso, vamos, suéltate el pelo, vive la vida loca... y pídele un subrayador!!). “Y quién sabe, igual acabáis leyendo juntos el Kamasutra”.

Es lo que suele pasar cuando pides un subrayador a alguien en una biblio, lo típico, una cosa lleva a la otra... y cuando os quereis dar cuenta estáis inmersos en la lectura del kamasutra. Les ha faltado decir que JAMÁS se te ocurra pedirle un subrayador amarillo, demuéstrale que eres "diferente" y "que te atreves con todo" pidiéndole uno naranja. O, si eres romántica y soñadora, pregunta si tiene color azul, o rosa. Mándale mensajes secretos: le encantará. Conclusión: tardaréis menos en llegar a leer el kamasutra.


De verdad, ¿Por qué gente tan sabia se esconde en las redacciones de estas revistas, en vez ofrecerse a dar conferencias por todo el mundo? ¿Por qué no se dedican a sembrar amor y conceden este máster a las masas descarriadas, sin discriminación ninguna? Insto a todos/as esos/as redactores/as que se lancen a la calle y compartan sus vastos conocimientos sobre un tema tan universal, el amor. El mundo podría ser mucho más bonito si siguiéramos sus prácticos consejos. O al menos, muchísimo más divertido.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Shopping Follies

Ayer fui de shopping. Sí, vuelve la vena frívola y consumista de Lady Madríz, pero he de advertiros, antes de que empecéis a lanzar vuestros juicios hacia la pantalla del ordenador: esta vez fui a un lugar diferente. Mejor que el cualquier Mall, mejor que el Topshop, mejor incluso que my beloved Mercado de Fuencarral. Y es que ayer fui a La cuesta de Moyano. Qué tremendo ese Moyano. Que hizo una cuesta ala, ahí, para él solo. Vale, ya dejo las tonterías para otro momento... porque hoy toca hablar de cosas serias.

Fui a primera hora, por eso de pillar sitio y buenas ofertas. Mi mente guardaba notas mentales desordenadas, autores o títulos que me interesaba encontrar. Proust. Hemingway. Paul Auster. La metamorfosis. Roberto Bolaño. Murakami. Pero entre todas ellas, había una que ocupaba mi portada mental: Mi objetivo era encontrar “El Gran Gatsby”.
Así que cogí aire, de todo el que le sobra al invierno y que había decidido soplar esa mañana, y empecé la cuenta atrás de casetas.

Después de ojear cuantos libros se apilaban en el primer stand, me decidí a hacer la pregunta estrella:

- Perdone, ¿Tiene el libro del Gran Gatsby?
- No… ese no lo tenemos.

<<Bueno, no pasa nada. Es sólo el primer puesto>>. Continué mi examen visual de libros. De entre todos ellos escogí uno para hojear. Leí el resumen y el libro ya me ardía en las manos. De momento ya tenía un “posible”, pero como no quería precipitarme en la compra decidí hacer otra nota mental. Paul Auster, Sunset Park.

En el segundo puesto ya habían montado la mesita de ofertas, esa que ponen frente a todas las casetas con los libros a 1 euro, a 3 y a 5 los más careros.

- Disculpe, ¿No tendrá por casualidad “El Gran Gatsby”?
- Qué va hija, ya me han preguntado un par de veces en esta semana.

Escondí la barbilla en mi bufanda y fui directa a la mesita de ofertas, como si me hubieran hundido el ánimo lo suficiente para no esperar nada más digno de mi escasa capacidad monetaria. Husmeé con la inocente dedicación de quién solo ha visto 2 puestos de 30, releyendo cada título asfixiado entre tantos tomos. Un reflejo amarillo me nubló la vista: En el camino, Kerouac. Cinco euros.

- ¡Me lo llevo!
Mi padre observó el libro que le acababa de plantar en la cara.
- ¿Y quien es ese tal Kerouac?
- Generación Beat.
- ¿Y esos quienes eran?
Hundí la cara en mi bufanda de nuevo. Iba a decirle los tópicos de rebelión, drogas y libertad sexual, pero preferí resumirlo todo en un
-   Unos que molaban.

Mi padre sacudió la cabeza,  desesperado. A veces le saco de quicio, lo hago aposta. Respondo a preguntas serias con adjetivos como “cool” o “trendy”, siempre usando verbos tipo “molar” y “flipar”. Quiero darles alguna excusa para que no se cuestionen el hecho de estar manteniendo aún a una mujercita de 24 años. Aunque la verdadera razón es que me gusta sacarles de sus casillas con mis sarta infinita de tonterías, despistarles con argot quinceañero y estúpido. Me río muchísimo.
Así que después de sacudir unas cuantas veces la cabeza, mi padre farfulló algo entre dientes que debía significar algo como “cuándo haremos vida de esta hija”.
Y acto seguido, entregué los cinco euros al tendero y metí al king of the beats a la saca.

En el siguiente puesto tampoco tenían al Gran Gatsby, aunque me siento un poco culpable al confesar que poco me importó en ese momento. Hacía años que no iba a la cuesta de Moyano, pero entre mis escasos recuerdos no aparecía ninguna caseta como aquella. Música y literatura. ¿Puede haber un cocktail mejor? Dúdolo. Ni siquiera el Cosmopolitan en copa achatada, nada puede compararse a esta combinación. Allí, en escasos 5 metros cuadrados, se concentraban todo tipo de libros dedicados a la música. Sí, había los típicos de “Rolling Stone”, “Elvis Presley vida y milagros”, y cuantos míticos puedan encontrarse en la FNAC. Pero también había libros enteros de canciones. Pero no libros cualquiera, no: de esos que destilan encanto, sencillez, tradición. Yo soy de las que creo en el aroma de los libros. Temas entrañables encuadernados, ¿Podéis creerlo? Yo, que me paso la vida buscando letras, traduciéndolas concienzudamente y aprendiéndomelas de memoria, recortándolas en citas, frases que hilar con otras, destripándolas enteras… ¡Y allí estaban, un montón de libros con canciones, y sus traducciones correspondientes! The Beatles, Tom Waits, Leonard Cohen. Quería llevármelos todos. Pero mientras recorría ansiosa con la mirada todos aquellos tesoros, me topé con un libro muy finito color violeta. La encuadernación era sobria, sin nada que llamase especialmente la atención. De tapas finas pero elegantes. En la portada, sólo un rectángulo beige rompía la armonía del oceáno púrpura. “Cuentos Pop”. Cuando leí la reseña trasera, apenas cinco líneas, se me iluminaron los ojos como focos incandescentes: Definitivamente aquel era el HIGHLIGHT de mi día. 

http://cuentospop.blogspot.com/
Era un libro de cuentos, 29 relatos cortos basados cada uno en una canción: Los Planetas, Pulp, Lou Reed, Lori Meyers, La habitación roja. Todos tenían cabida en mi preciado tesoro. Lo pagué sin pestañear y le hice un huequito en mi bolso. ¿Cuántos descubrimientos cómo éste escondería aquel habitáculo? Seguramente cientos. Pero no quise detenerme más en él, a riesgo de sufrir una bancarrota en plena cuesta. Imaginaos que panorama, ir dando un paseo y de repente encontrar a alguien sufriendo una bancarrota. No es plato de buen gusto para nadie, y yo lo entiendo. Así que me ajusté el gorro de lana hasta que me cubriese bien las orejas y seguí bajando la calle.


-         Oiga, ¿No tendrá aquí el libro del Gran Gatsby?
Me pareció bien seguir tentando a la suerte. Quién sabe si después de una lotería no te toca otra, todo es estar en racha.
-         El Gran Gatsby, de Scott Fitzgerald.
-         ¡Ése mismo!
-         No lo tenemos.

Arg. El alarde de sabiduría de ese librero me había jugado una mala pasada. De nuevo preferí la mesita de enfrente, para demostrarle un poco de mi acritud. Allí sufrí un dejà vu (había evitado la bancarrota… esto ya me fue imposible) al ver una portada naranja chillón, con el dibujo de un cartero con una napia de dimensiones desproporcionadas. En la editorial, un simbolito que echaba humo.

- ¡Aaaaah! – Inmediatamente fui en busca de mi progenitor para enseñarle mi hallazgo.
Cuando se lo señalé, no movió un solo músculo de la cara. Creo que aún seguía dándole vueltas al “cuándo vamos a hacer vida de esta hija”. Claro que mi elección tampoco ayudaba mucho.
-         ¡¡Esss… el mítico “La nariz de Moritz”, por Dios!!
Nada, estaba totalmente negado a compartir mi excitación. Asumí por enésima vez en mis 24 años que mi punto naif no era habitualmente compartido, y pagué los 3 euros que valía. El barco de vapor, serie naranja. Qué recuerdos. Cierto era que sería sólo destinado a adornar la librería, pero cada vez que lo viese me arrancaría una sonrisa. Eso seguro.

Tres puestos más adelante, también en la mesita de enfrente, se extendían un buen montón de títulos en inglés. Novelas rollos, libracos infumables, y unos cuantos tipo “Princess in Park Avenue”. Sin pensármelo dos veces escogí cuatro de estos últimos, debatiéndome entre títulos como “Princess Pop” o “Date him or dump him?”. Al final me decidí por el primero. Ése y otros tres títulos más, poco honrosos, novelas de teenagers deseosas de ser reinas del baile… pero absolutamente perfectos para leer en inglés. Entretienen, son facilitos y te dan vocabulario. ¡Perfectos! Por supuesto, en este puesto tampoco tenían El Gran Gatsby.

Shangai Baby. Cinco euros. En mi bolso aún quedaba un huequito, así que lo metí junto a los demás. Después de pagarlo, claro. La fila de puestos ya llegaba su fin, y mis orejas rozaban ya el estado de criogenización absoluto. Mi padre merodeaba por ahí cerca, pero siempre lo suficientemente lejos como para no coincidir en el mismo puesto. Había decidido poner distancia de seguridad anti-comentarios y desvaríes hijiles.

En el penúltimo puesto, ya sin esperanza ninguna, pregunté por mi objetivo del día.

-         ¡El Gran Gatsby, sí! ¡Me queda justo uno, espera!

Aaaaah. Aaaaah-aaaaah-ah. Gritos interiores, euforia contenida y ganas de morder a alguien. O de abrazar al librero. Lo que sea. Me levanté de puntillas, escenificando mi estado interior, aquello de “estar flotando”, pero dismulé haciendo ver que estaba mirando otros libros mientras mi querido librero buscaba. Pudo tirarse 10 minutos recorriendo las estanterías. Diez eternísimos minutos. Mientras, se ocupaba de alimentar mi esperanza con frases como “Si lo tengo, sé que lo tengo”, o “Qué rabia no encontrar un libro cuando sabes perfectamente que lo tienes”. Y después, se dio la vuelta y se disculpó.

-         Hija, lo siento, pero no hay manera. Anda por ahí, pero no sé exactamente dónde.
Me disponía ya a hundirme en mi bufanda de lana, pero decidí agotar todas mis opciones antes de darme por vencida:
-         Y, y, y… ¿Puedo pasar yo y buscarlo?
-         Claro, cielo.

Allí me metí, en busca del libro perdido. Y lo que perdí además fueron otros 10 minutos de frustración, en los que no hacía más que ver títulos que no quería, justo los que no quería. El Gran Gatsby había decidido hacerse completamente minúsculo y no aparecía. Desistí. Le agradecí el gesto y me marché a terminar la hilera de puestos.

Mi padre volvió a acercarse a mí, supongo que asumiendo que yo era su hija y punto. Era un hecho irrefutable, por más que intentase alejarse de mí unos pasos. Recorrimos juntos los 4 a 5 puestos del final. Bolsos, colgantes, mecheros. Nada que me interesase en absoluto. Estaba totalmente cegada por los títulos. Cuando llegamos al puesto de bisutería del final, dimos la vuelta. Pasé de nuevo por el stand de mi ex-amado librero.

-         Y… ¿tenéis al menos “Crimen y castigo”
-         Ah sí, ese sí cariño.
Así que ya, mucho más anestesiada por el contrapeso de Dostoievski, le di las gracias y lo llevé de la mano todo el camino. Mi bolso era grande, pero no tanto.

Y aquí termina mi mañana de shopping, que para haber durado 3 horas me ha dado para una de esas infumables entradas que suelo escribir de vez en cuando.

Al final, ni Paul Auster, ni Bolaño, ni sombra del Gran Gatsby. Pero cuando llegué a casa, libre de bufandas, gorros, y con las orejas por fin deshielándoseme, no pude evitar pensarlo. “Más contenta que una niña con zapatos nuevos”. Pero que muchíssimo más.


P.D.- Ahora solo queda esperar a Sus Majestades de Oriente, a ver si en por esas tierras aún les quedan ediciones del Gran Gatsby. Buah, les voy a dejar hasta arriba de leche, vino, pastas y turrones.

sábado, 25 de diciembre de 2010

viernes, 24 de diciembre de 2010

Wild life

Ellos se agarran a mí. Intentan dominarme, marcar mis pasos. Pretenden amedrentarme con su aspecto fiero y salvaje, su mirada asesina sedienta de poder, sus colmillos recién afilados. Piensan que tienen el control. Que me manejan.
Pero chst, no nos engañemos: tengo a este par de tiburones totalmente a mis pies.

JA! 

PD-. Jo cómo echaba de menos mi mundo non-sense. 


domingo, 19 de diciembre de 2010

¿¿Quién controla a los controladores??

Y la respuesta es: ni Peter. Ni Jose Luis, ni Pepe, en el gobierno, ni su padre, en su casa. Es una vergüenza ajena, propia y común de todos los españoles. La cara de España entera debería de estar roja hasta la casi combustión espontánea, porque la imagen exterior que estamos proyectando supera a la de pichote en sus mejores tiempos.

Se abre el telón, y aparecen un montón de controladores haciendo pellas, en plena crisis y pasándose el estado democrático por el forro del bolsillo izquierdo. Al otro lado del telón taitantas personas perdiendo un pastizal de dinero, de vacaciones y de oportunidades varias (no sólo de ocio viven las aerolíneas) mientras soportan la burla y mofa secuestrados en un aeropuerto. No se cierra el telón. ¿Cómo se llama la peli? España. Menos 15 en la escala de gracia, ¿verdad? pues la misma que tuvo cuando el pasado puente pusieron en jaque a todo el país.

Y por si esto no fuera poco, secundan la pataleta infantil negándose a declarar ante la Audiencia Porvincial de Madrid, pero eso sí, mientras se dedican a pasearse por todos los platós clamando su papel de víctimas.
Conste que no digo que no tengan sus derechos que reclamar, así como injusticias varias contra las que protestar. Nadie niega su necesidad de horas de descanso o vacaciones, así como la posibilidad que debe tener todo trabajador de conciliar la vida laboral con la personal/familiar. Pero toda su lucha lícita se viene abajo cuando se pasan por el forro las normas establecidas, y optan por un comportamiento chantajista, infantil, ruin y carroñero. Cuando en vez de acogerse al derecho de huelga como cualquier currante, cogen la baja de buenas a primeras. Y todo esto viene a que este sábado estuve escuchando muy atentamente su intervención en La Noria. Que no se equivoquen: todos los no-controladores de este país estamos deseosos de escuchar sus palabras, ansiosos por escuchar algo que nos haga entender. Que nos quite esta cara de idiotas y no nos haga sentirnos en la más profunda estupidez. Más interesados que ellos en llevar la razón, seguro que están todos los españoles. Y en especial los más afectados. Para, por lo menos, encontrar una justificación a su desgracia. Un "bueno, al fin y al cabo tenían razón". Pero a medida que avanzaba la entrevista en la Noria, iban echándose más piedras no, menires sobre su propio tejado. Ya en el vídeo-resumen se equiparan con terroristas (condenable que lo haga el gobierno. Insólito que lo hagan ellos.) cuando se quejan de que "nuestro gobierno es capaz de negociar con terroristas, pero no con controladores". Óle. Vayamos por partes:

1-.Comenzaron criticando a muerte el estado de alarma, y su actual vigencia. Criticaban la decisión alegando que nos encontramos en un Estado de Derecho, democrático, y como tal esa decisión pecaba de ser completamente inconstitucional e inconcebible. Podrían tener su razón o no, siempre y cuando no hubieran sido ellos mismos los que se hubieran olvidado en su momento del Estado de Derecho, democrático, y hubieran protagonizado una huelga encubierta más allá de todo lo inconstitucional. Podría valer pulpo como animal de compaía si en la jugada anterior ellos no hubieran expulsado al pulpo de la rae y de todo vocabulario viviente, vamos.

2-."No se trata de una cuestión salarial", dijeron. Honroso por su parte, cuando según las nóminas que sacaron en imágenes cobran uno 10.000 euros mensuales, y el otro 20.000. Se agradece el gesto. Y sí, vale. Vamos a desquitarnos ya de la crítica fácil (aunque verdadera) de "ganan más que toda plantilla de profesores juntos". Aun así, defendieron sus mensualidades afirmando que "la culpa no es del que lo cobra, sino del que lo paga". Cierto es. Uno de los que estaba allí sentado se ofreció a hacer pública su nómina, siempre y cuando se publicase también las de sus superiores. A ver quién tenía que callar más. Lo que, por su puesto, lejos de convencernos, nos acentúa aún más la cara de idiotas. Más bufones para el escarnio público. También utilizaron armas como compararse a los presentadores de telecinco, que "seguramente cobrarían muchísimo más que muchísimos otros presentadores". La diferencia es que esos presentadores trabajan para una empresa PRIVADA. Ellos no. El tiro directo a la culata.

3-.Arremetieron contra el gobierno (no exento de culpa, ¡y mucha! ya no sólo por la cuestión de controladores. Ojalá.) como "un gobierno que exime su responsabilidad desviando la atención con su tema, cuando es un gobierno incapaz que nos ha metido en una crisis y no sabe sacarnos de ella". Encima, se toman el lujo de criticar en igualdad de condiciones. Porque esa frase tendría todo el sentido del mundo, siempre que la pronunciase un no-controlador. En este caso hay dos tipos de personas: los controladores y los que no lo son. Pero no puede arremeter contra la crisis así como así una persona que se la ha resbalado hasta el infinito y más allá y no ha dudado en provocar unas pérdidas económicas enormes. Una persona que ni se ha planteado (y si lo ha hecho, le ha dado igual) que su acción ocasionaría unos gastos para miles de personas que, con toda la crisis, dudo que se puedan permitir. Gastos en billetes. Gastos en hoteles. En negocios. En oportunidades (léase la persona que volaba por un transplante. La chica que debía presentarse a una oposición. Largo etcétera, endless). En horas de secuestro en el aeropuerto. En tiempo, en oro. En ilusiones. Podría seguir, pero el alma corre peligro de caerse a los pies. ¿Quiénes son ellos para hablar tan ligeramente de la crisis?

4-.Han firmado un papelito cada uno, dicen. Una declaración personal de que no se repetirá lo ocurrido. Por esto, se echan las manos a la cabeza ante la posibilidad de que alguien no les crea, de que continúe el Estado de alarma, de que graben sus conversaciones. Ahora se sienten controlados. Qué paradoja. Y reclaman confianza, por el amor de dios. Han firmado un papel, ¿cómo lo van a volver a hacer? Y digo yo, después de pasarse de nuevo por el forro del bolsillo tantos papeles firmados que han existido hasta llegar a este siglo, y el papeleo laboral, y las condiciones en las que todos (pensábamos) que compartíamos, ¿De qué sirve otro folio más firmado? ¿De verdad creen que con eso se van a ganar de nuevo la confianza? Esto es, como bien señaló la presentadora del programa, como cuando en el colegio haces algo mal y te castigan. Te hacen escribir 20 veces "no lo volveré a hacer", pero ni los profesores, ni el resto de alumnos, ni tú os engañáis: eso no es ninguna prueba de que no lo vayas a repetir.
Y se quejan del control que sufren. Lo tildan de fascista. Y puede que lo sea. Pero en este caso, la mano dura viene bien. Un azote en el culo a tiempo quita muchas tonterías. Lo peor es que ni siquiera ese azote está siendo cierto: se quejan, simplemente, de que ahora todo el mundo les mira con lupa. Claro, porque ellos no han hecho absolutamente nada para merecerlo.

5-.Y ahora toca negociar. Se yerguen muy dignos cuando hablan de que "por fin van a sentarse a negociar". Cierto es que deberían de haberlo hecho mucho antes. Pero después de toda esta liada parda, se sienten en condiciones de exigir. De nuevo pido un aplauso virtual para la copresentadora del programa, que matizó que "un buen amigo suyo, médico, le había contado que si llegase a ausentarse un día de trabajo por esos mismos motivos, al día siguiente sería puesto de patitas en la calle". Convenientemente recolocado a las puertas del inem. Como ese médico, cualquier trabajador medio. No hace falta llegar a médico para que te pongan en la calle cuando les venga en gana, y menos cuando lo estás pidiendo a gritos. Pero existe una nueva raza intocable de la que no nos habíamos percatado (al margen de políticos y el equipo de "Sálvame"): los controladores. Ellos pueden faltar masivamente porque sí, provocar un estado de alarma (no sólo el que mantiene el gobierno) y, encima de no ser despedidos, sentarse a negociar. Niños, niñas: nada de ser ingenieros aeronáuticos, príncipes o princesas. De mayores, todos controladores.

5-.Resaltaron su falta de descanso. Si no se hubiese producido la situación que todos sabemos, tendrían el apoyo popular absoluto (al menos así debiera ser). A parte de las vacaciones y unas horas laborales razonables, su profesión exige estar fresco y despierto. Nada de estrés. Tampoco es concebible los 3 o 4 decretos a los que les han sometido en un año. No debiera ser permisible que te empeoren las condiciones cada dos por tres hasta límites casi sobrehumanos. Entiendo que se manifiesten. Que protesten. Que luchen. Pero toda esa lucha válida en un principio pierde todo su peso cuando deciden saltarse a la torera las normas por las que nos regimos el resto, los no-controladores. Y hacer lo que les da la gana. Como si no hubiera bastante jodienda en los trabajos, cuyos ocupantes se molestan en protestar de forma lícita y en agotar las vías que se les da para ello. Una de las controladoras escribía en su blog, evidentemente con toda la presión del incidente, después de 8 horas de insultos y todo lo que quieras. Escribía de forma agresiva, usando el mayor número de palabrotas posibles en una frase y dirigiéndose no al gobierno, si no a la gente de a pie que les criticaba. "Todo es muy fácil verlo desde vuestros putos sofás". Puedo entender la situación de estrés de esa controladora. Lo que más me llamó la atención de todo ese vilipendio verbal fue una frase en referencia a las pésimas condiciones laborales de muchísimos trabajadores en España "no nos culpéis a nosotros, si os jode, dejad de lloriquear y luchad". Me pregunto que sería de España si todos hiciéramos lo mismo. Si nos saltásemos toda norma, absolutamente toda, e hiciéramos cada uno lo que nos sale del mismísimo. Porque sí. ¿Dónde quedaría el valor de cada acción? Podéis imaginaros la situación vosotros también si queréis. La imaginación no entiende de censura. España sería un chiste de mal gusto.

Entiendo que, agotándose todas las poasibilidades de lucha, la gente en su desesperación se lance a otros métodos. Los que sea. Pero cuando si quiera se han utilizado las herramientas por las que nos regimos todos, me parece tener la cara muy dura hacer trampas y encima querer salir airoso del asunto. Y defenderse a capa y espada. En mi pueblo eso se llama hacer trampas. Y el que hace trampas, eliminado. Aunque empiezo a dudar si mi pueblo no estaría más allá de los pirineos, porque dudo mucho alguno de estos tramposos monumentales vayan a dejar de jugar y engrosar la cola del paro. Deben de estar en cruci, ser huevito o puntito rojo y tener la llave del cielo.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Mr. Google, mi media naranja.

Sí, lo confieso. A veces se me va un poco la olla y mi mente lee lo que le da la gana. Leo un anuncio en el que dicen "coja unas vacaciones enormes" y mi mente lo traduce como "coja unas vacas enormes", y tengo que releerlo unas cuantas veces para convencerme de que no es cierto. Y claro, me entra la risa. Esté dónde esté, yo sola. Supongo que esto es sólo el comienzo y que posiblemente devenirá en locura. 

El otro día viendo el telediario dieron una noticia sobre un atentado islamista. Sería novedad si no hubiera tantos, islamistas y atentados. El caso es que mostraban imágenes del lugar de los hechos, y en una aparecía solo una puerta con el letrero "PLEASE DON'T SLAM THIS DOOR". Pues claro, mi mente no daba crédito al leer "PLEASE DON'T ISLAM THIS DOOR" pensado pero Dios Bendito dónde vamos a llegar, ¿Ahora islamizan a las puertas también? A punto estuve de levantarme de un salto y lanzar unos cuantos improperios contra aquellos que se dedicaban a islamizar puertas así como así. Menudos...  Y luego ya, claro, lo que siempre me pasa. Entro en razón y lo máximo que hago es marear al café con 20 vueltecitas más de cucharita, intentando disfrazar mi efímero momentazo como salvadora de puertas por una leve ofuscación ante las malas noticias de aquel informativo. Me hubiera salido bien, y seguramente mis padres no hubieran notado nada fuera de lo habitual, si después de esa noticia no siguiera otra. Suele pasar en los telediarios, no me digáis porqué.

La siguiente noticia trataba sobre un presunto pederasta. El faldón a pie de imagen decía "Acusado un joven de 27 años por abusar de 30 niños", lo que yo leí como "Acusado un joven de 27 por abusar de niños de 30 años". No había terminado aún de procesar la última palabra cuando mi cabeza empecó a funcionar completamente escandalizada. Pero bueno, ¿qué clase de pederasta es éste? ¿no debería de ser él el que denuncie? ¿cómo se atreven a llamarles niños si ya tienen 30 tacos? ¿¿Hasta dónde va a llegar la generación de Peter Panes, por el amor de Cristo?? Esta vez sí que me levante, indignada y aturdida a la vez. A veces ni yo misma puedo parar esa vorágine de absurdas hipótesis que produce mi mente. Cuanto más quiero dejar de pensarlas, más aparecen unas seguidas de otras, con imágenes de puertas islamizadas y treinteañeros denunciando por abusos a sus almas infantiles. No puedo parar, de verdad.

Y todo esto viene a que a veces, hasta Google me hace dudar de mí misma. Con esto de que ahora el buscador juega a ser la bola número 8 que adivina lo que estás pensando, se permite la libertad de ser más rápido que tú y te ofrece la búsqueda antes de que la hayas escrito. Pero como la bola número 8 responde "42" cuando lo que habías preguntado es si encontrarías trabajo, Google también se equivoca. O eso, o trata de mandarme señales subliminales. Mmmm. El caso es que desde que lo descubrí esta novedad en él, no puedo dejar de teclear a dos por hora deseando que google me hable. Estoy entusiasmadísssima por haber encontrado algo/alguien que interpreta las cosas de forma aun más absurda y nonsense que yo. Empiezo a pensar que google y yo poseemos el mismo mecanismo mental. Que estamos hechos el uno para el otro. (nota mental: No sé si pedir ayuda psicológica o presentarme a un concurso de talentos. Creo que les barrería a todos). Sí, después de tanto no buscar, después de tantos intentos de nada, puedo afirmar y afirmo que he encontrado mi better half. Es él. Es el único. The One. ¡¡Con todos vosotros... MR. GOOGLE!!

Nota: os dejo algunos ejemplos con mis propios apuntes con paint, para que veáis mis dotes artísticas. Además hay una leyenda explicativa debajo de cada foto. Estoy en todo.

Como me conoce mi Goog (a veces le llamo así), sabe TODO lo que quiero.
(¿¿Quién no quiere un mundo de caramelo??:)


Google además de intuir lo que quieres, te une con personas con tus mismos quereses.

Adoro la ironía de su "Voy a tener suerte". En este caso, voy a tener suerte y voy a ser Sergio Ramos. Siempre animando.

Hay veces que se pasa, yo se lo digo.




miércoles, 8 de diciembre de 2010

Tributo a Deantémano

No puedo dejar pasar un día más sin presentaros (para los que no lo conozcáis) la nueva joya de DEANTÉMANO. En idioma facebook, con esto de que soy políglota, Lady Madriz definitivamente likes this. Lo confieso: me tiene enganchada este proyecto. Así que, siguiendo la filosofía de Deantémano, os reto: ¡Que levante la mano el que, después de leer este post y echar un vistazo a los vídeos, no acaba sufriendo deantemanoadicción aguda!


1-. ¿Qué es DEANTÉMANO?

En pocas palabras, porque lo veréis todo en imágenes, Deantémano Conciertos en Crudo es precisamente eso: conciertos en estado puro, a pie de calle. La blogotheque española, cámara en mano y sin apenas edición. Deantémano es mucho más que la paradoja de su propio nombre. Apuestan por el sonido indie, aprovechan los encantos madrileños escogiendo lugares con duende y retan a los grupos a una muestra de valentía acústica. De esta manera catpura Deantémano la improvisación callejera, reivindicando el espacio público como escenario de creación y posicionándose a favor de la filosofía left: es decir, publicando todas sus creaciones by the face.
Sólo de su mano podríamos disfrutar con nuestros propios ojos la materialización del sueño: por ejemplo, ver al dúo de "Ellos" tocando en plena cuesta de Moyano.

Antes que Ellos, también han sido protagonistas estrella de las calles de Madríz grupos como "Modelo de Respuesta Polar", "The Bleach", "Allfits"o "Alana Sinkey".


2-.¿Dónde puedo ver sus videos?

A la espera de un website que precisamente se haya en construcción, os dejo dos links perfectos para ver todos sus conciertos en crudo: 
  • http://www.vimeo.com/eldeantemano

  • http://www.youtube.com/user/elDEANTEMANO




  • 3-.¿Cuál es su última joya, mencionada al principio?

    Y ya, sin más preámbulos, aquí os dejo una pequeña muestra de su trabajo. Se trata del mismo dúo sobre el que versaba la crítica de Indie-Spain que escribí hace unas semanas, y que también os colgué aquí. En este caso, "Ellos" interpretan el tema "justicia cósmica", de su último álbum titulado "Cardiopatía Severa". Enjoy yourselves!


    05. Ellos (concierto enCrudo) from elDEANTÉMANO on Vimeo.

    martes, 7 de diciembre de 2010

    That's me!

    Porque a veces mil palabras valen más que una sola imagen.
    Because sometimes a thousand words are worth a picture. Or something like that.

    I'm broke but I'm happy
    I'm poor but I'm kind
    I'm short but I'm healthy, yeah
    I'm high but I'm grounded
    I'm sane but I'm overwhelmed
    I'm lost but I'm hopeful baby

    What it all comes down to
    Is that everything's gonna be fine fine fine
    I've got one hand in my pocket
    And the other one is giving a high five

    I feel drunk but I'm sober
    I'm young and I'm underpaid
    I'm tired but I'm working, yeah
    I care but I'm worthless
    I'm here but I'm really gone
    I'm wrong and I'm sorry baby

    I'm free but I'm focused
    I'm green but I'm wise
    I'm shy but I'm friendly baby
    I'm sad but I'm laughing
    I'm brave but I'm chicken shit
    I'm sick but I'm pretty baby

    And what it all boils down to
    Is that no one's really got it figured out just yet
    I've got one hand in my pocket
    And the other one is playing the piano

    What it all comes down to my friends
    Is that everything's just fine fine fine
    I've got one hand in my pocket
    And the other one is hailing a taxicab...
    "Hand in my pocket", Alanis Morrisette.
    Best lyric ever to describe ourselves.

    lunes, 6 de diciembre de 2010

    Cuento de navidad

    En ese momento palideció.

    Se había desperezado esa mañana lanzando por los aires los dos pares de sábanas y luego acurrucándose junto a la almohada para absorber los últimos suspiros de sueño. El recordatorio del calendario le rasgó una amplia sonrisa: Navidad. Había preparado entonces su desayuno favorito, tostadas con mermelada de melocotón y chocolate a la taza. Para nada sintió nostalgia de tener otras manos que le hicieran ese trabajo y se lo acercasen hasta la cama, justo después de desperezarse. Se sintió satisfecha de su obra.

    Después de una ducha rápida, de las que nunca duraban menos de 15 minutos pero no más de 20, se enfundó en su vestido nuevo, optó por las botas más cómodas para el largo paseo que le esperaba y cerró la puerta tras de sí. Un autobús y seis paradas de metro. El tiempo parecía volar a pesar de todo. Carla continuaba sentada a un lado del vagón, imaginando escenas idílicas al son de las letras que desprendía su ipod. No podía evitarlo. Rellenaba cada instante de música con historias, sueños y fantasías que ella misma protagonizaba. En eso no había cambiado mucho desde su infancia, cuando lo que realmente adoraba de ir al pueblo era el viaje de 3 horas en coche, donde podía dar rienda suelta a su imaginación mientras la tecla “play” del walkman se mantenía pulsada. Así pasaron 40 minutos, hasta que el tren llegó a la estación del centro.

    Cuando subió las escaleras hacia la superficie, la música aún inundaba sus oídos. Todo está perfecto. En su fuero interno sabía que no lo estaba, pero ése era uno de esos días que el mundo entero se une para gritarte lo contrario. Todo está perfecto, no nos falta nada. Siguió caminando por la acera, esquivando a la castañera y al quiosco lleno de enormes rollos de algodón de azúcar. Por un momento echó de menos las preocupaciones de los 7 años, y poder comer algodón de azúcar hasta el empacho sin que nadie te mirase raro.

    La gente iba y venía, como siempre con una prisa tremenda. Incluso para dar un paseo, las velocidades en la capital eran vertiginosas. Cuando por fin llegó a la plaza, un bombardeo de recuerdos la dejó bloqueada por unos instantes. Tuvo que apoyar la mano en la columna de piedra que se erguía a su derecha, como puesta a propósito. Agachó la cabeza, abrumada. La soledad podía llegar a ser asfixiante.

    Una vez se hubo repuesto, se acercó a los puestos con una sonrisa inevitable en los labios. Todas esas figuras, todos esos adornos. Toda esa magia, esos niños, esas voces rebosantes de alegría y espíritu navideño. Se negó a dejarse un solo detalle sin escudriñar. Fue observando todos los puestos, uno a uno, sosteniendo entre sus manos las extrañas novedades que en su tiempo no existían o acariciando las superficies rugosas de cada cosa que su paisaje navideño había atesorado año tras año. Tiempo.
    Las luces de colores, las que tenían forma alargada y acababan en una bolita de cristal. El sonido que emitían al ser encendidas. Los portales artesanos, los hechos con madera y los de cartón. Las figuras de arcilla de aspecto juvenil, casi aniñado. Los botes de nieve y las peleas callejeras que desencadenaban, llenas de carcajadas y carreras. El muérdago. Las flores navideñas, y los gorros. Familias enteras, como antes había sido la suya, disfrutando del ambiente como si no supieran el significado de la palabra problema. Los más pequeños, a hombros de sus padres, o tirando de sus abrigos para arrastrarles a cualquier atracción de colorines. Los adolescentes, jugando a guerras de nieve y risas. Los mayores, absorbiendo toda la energía que desprendían los más jóvenes, dejándose contagiar por la ilusión de esas fechas y calzando su mejor sonrisa. Sin saber muy bien porqué, se le empañaron los ojos. Comenzó a ver borroso hasta que las lágrimas se atrevieron a rodar tímidamente por sus mejillas. “Debe de ser el ciclo” se dijo, “malditas hormonas”. Nunca llevaba kleenex en el bolso, así que se secó la cara con los puños de su chaqueta. Cuando se dirigía a la hilera opuesta de puestecitos, atravesando la plaza junto al carrusel de caballitos y los coleccionistas de sellos, le vió.

    Se reía, aunque eso no evitó que a ella se le congelase el gesto. Se encontraban a unos 10 metros, pero él no había advertido su presencia. Concentraba toda su atención en una chica de metro sesenta, que se resguardaba bajo su abrigo en actitud cariñosa. Él se reía. Ella señaló algún artículo de las decenas que colgaban del techo de la tienda, él la imitó mientras le susurraba algo al oído. Ella estalló en una carcajada, y se abrazaron. Él levantó una mano entonces, y apartándole el pelo de la cara, le dio un beso en la frente. Después se miraron, sonrientes. Y se volvieron a enzarzar en otra conversación de bromas y susurros.

    Carla llevaría allí parada, manteniendo esos escasos 10 metros, unos cinco minutos. Intentó reaccionar, pensando que en cualquier momento podrían cruzarse sus miradas, pero su cuerpo no le respondía. Sus pies parecían haber sido clavados al suelo de piedra, y sus brazos se extendían paralelos a su cuerpo, rígidos. Tan sólo sus dedos, aunque resguardados dentro de sus manoplas negras, se hallaban ligeramente doblados. El resto de sus articulaciones estaba en plena tensión, congeladas, como si de repente se hubiera convertido en estatua de sal. Las lágrimas se agolpaban frente a la presa de sus ojos, que no dejaba escapar la más mínima muestra de debilidad. Sus mejillas se habían incendiado, a pesar del frío y de la nieve. Mantenía los labios entreabiertos. Pero ninguna de estas reacciones estaba siendo pensada o procesada, sencillamente alguien le había dado al “stop” en el walkman y había sacudido toda la magia y el encanto de aquel día de una estocada.

    En ese momento palideció.

    Pudo ver su sonrisa, y el brillo de sus ojos mientras observaba a aquella chica y la protegía del frío entre sus brazos. Su abrigo, azul, y las zapatillas que le regaló hacía cuatro años. En esa última imagen, él tenía el pelo despeinado y todo en él parecía despreocupado, feliz. Entonces, él giró la cabeza en un gesto instintivo, y sus miradas se encontraron.

    El momento les congeló a los dos.
    A él, con sus ojos marrones, profundos, esos que la habían cubierto de miradas furtivas años atrás, los mismos que habían despertado su adolescencia elevándola cien metros sobre el suelo. Su expresión, intensificada por los años. Sus rasgos masculinos y afilados.
    A ella, con sus mejillas incendiadas y su llanto a la espera de ser liberado. Con sus articulaciones rígidas como vigas de acero. Su trenca negra, casi idéntica a la que solía llevar en sus paseos con él. Y en sus viajes. La misma que dejaba sobre el respaldo de sus silla, durante las noches en su casa. O con la que se tapaba en el sofá mientras veían una peli que sólo duraba hasta la mitad.

    Fue entonces, como si la estocada hubiera sido más que certera, cuando ella se desplomó sobre el suelo de piedra. Se produjo un “crack” cuando el pómulo izquierdo se estrelló contra el suelo, y el gorro de lana que abrigaba su larguísima melena salió despedido unas cuantas baldosas más allá. Sus manos, cubiertas aún por las manoplas negras, parecían querer sujetar la superficie empedrada. Las palmas hacia fuera, los dedos en su totalidad extendidos. Su cuerpo había perdido parte de la tensión que antes le contría, pero aun asi había quedado postrado con una rigidez casi antinatural. Sus ojos continuaban abiertos, aunque el mar de lágrimas ya no esperaba su turno. Había dejado de respirar.

    Les separaban menos de 10 metros. Ella nunca lo supo, pero él nunca se acercó. Se convenció de que ese cruce, esa imagen, ese día, igual que los de años atrás, jamás existieron, y nunca volvió a dejar que esa imagen azuzase su conciencia. Ni siquiera al recibir la invitación a su funeral, al que, por supuesto, nunca fue.

    A veces, la soledad y el frío pueden llegar a ser asifixiantes.

    sábado, 4 de diciembre de 2010

    Testimony of a seriesyonkis-addict

    C- If two people are meant to be together
    eventually they'll find the way back.

    B- Do you really think so? because... I do.

    Sometimes, tv series are not just to fill the leisure time. Sometimes they offer more than simple entertaintment. Sometimes they sound exactly like real life. Sometimes, I can't find the line between both worlds. 

    jueves, 2 de diciembre de 2010

    Viva el destape

    A mi cada día me entusiasma más leer el periódico. Es decir, las noticias que en realidad no son noticia pero que se presentan como tal. Como para hacerlas oficiales y que la gente se pueda llevar las manos a la cabeza en público de forma lícita. Como un "vale, aquí tenéis. Ya sabéis la verdad que ya sabías. Ya podéis despotricar agusto tal y como como hacíais antes, pero ahora con la actualidad en la mano y todas las de la ley". Y claro, ante esta censura abolida, se monta una de las gordas.

    Tiene que venir Wikileaks y confirmar nuestras sospechas, aparte de aportar más datos para el tronchamiento general. Y tienen que venir los periódicos a destapar lo que previamente ha destapado Wikileaks y dárnoslo comido y mascado (porque a ver quién se traga los miles de folios del documento. Sólo los fervientes ultras del cotilleo político, capaces de digerir la cantidades ingentes* de escoria. Quizá para transformarlo en algo útil para la sociedad -léase periodismo serio-, quizá no -se abre la veda. No se descarta la versión "Diario de Patricia" con Bush, Putin y Berlusconi como invitados). A cucharadas.

    Y entonces, llega la noticia. La que da gusto leer porque ya te la sabes. Como cuando haces un examen que está chupado, o cuando el profesor explica la parte más importante de la lección y tú ya la diste el curso anterior. Ja. Nos cuentan entonces que Berlusconi <<se siente "abandonado por su familia" y sufre serios problemas de salud porque "apenas duerme y tiene tendencia a las fiestas salvajes">> y que, por ello, <<las contradicciones de su política exterior y sus recurrentes escándalos sexuales van perjudicando notablemente su reputación y su credibilidad ante los ojos de Washington>>.

    Y nosotros sin enterarnos de nada. Si es que. Vaya con Washington, qué perspicaz. Cuán eficaces sus servicios secretos, qué cantidad de dinero estatal tan bien invertido.
    Lo que más fastidia sin embargo es que sea cierto. Es decir, que lo que ya sabíamos era una verdad categórica, cuando sabemos que lo mejor sería que se quedase en pesadilla, o en simple carnaza de bromas y mofas. Como cuando sabes perfectamente que te la están pegando. No te sorprende confirmarlo, pero fastidia. Porque hubieras deseado que no fuese cierto. Pues esta es la sensación que dejan muchos de los destapes de Wikileaks: algo nos olíamos, pero a veces molesta tener razón. En este caso, cabrea y muchísimo.

    A pesar de la confirmación agria de la sabiduía popular, a pesar del enfado general justificado y todo el circo del politiqueo show. A pesar de todo, me reafirmo: que viva el destape, y los desnudos integrales también si son al estilo Wikileaks.

    Click en la noticia "ver para creer"

    Para saber más, es decir, para más burla y mofa -ésta de las de verdad- consultar el mundo today. Os dejo los dos links que hacen referencia a wikileaks y a nuestro querido Berlusconi.


    *Ingentes= para los de la L.O.G.S.E., muchísima cantidad. Guino a Goyo Jiménez y su genial monólogo "Los americanos".

    

    miércoles, 1 de diciembre de 2010

    Una de citas favoritas

    Y no, con "citas favoritas" no espero respuestas tipo "en la playa con mi chico" o "una buena cena a la luz de las velas" como escriben algunos en los apartados del facebook con el mismo nombre. No, por dios. Para no dar lugar a equívocos -aunque nunca entendí cómo podía producirse éste- utilizaré el inglés. As usual: Favourite Quotations.

    A veces me gusta citar a otros. A veces, leyendo libros como los de David Trueba, Mark Haddon, Paul Auster o el mismo Murakami, tengo la necesidad de anotar frases que deberían ser enmarcadas. Estan escondidas entre las páginas, como lineas cualquiera que se limitan a seguir el hilo de la historia. Pero al topar con ellas nunca te dejan indiferente. Son como pequeños tesoros trazados con tinta, camuflados entre un centenar de cuartillas encuadernadas.

    Aquí os dejo una de las citas que deberían ser incluidas entre las declaraciones literarias por excelencia. Si fuese japonesa, caería rendida a sus pies irremediablemente. Probablemente la escena tendría lugar junto a unos cerezos en flor o algo así. Pero aunque no lo sea, me parece el summum de la creatividad... y no puedo dejar de sonreir al imaginar el símil. Just brilliant. 

    "- Me gustas, Midori.
    - ¿Cuánto?
    - Me gustas como un oso en primavera.
    - ¿<<Un oso en primavera>>? - Midori volvió a levantar la cabeza-. ¿Qué es esto? ¡<<Un oso en primavera>>!
    - Imagina que paseas sola por un prado y se te acerca un osito con la piel aterciopelada y unos ojazos. De pronto el osito te dice: <<¡Buenos dias, senorita! ¿Quiere usted rodar conmigo?>>. Entonces tú y el osito os pasáis el día entero rodando abrazados por una ladera sembrada de tréboles. Es bonito, ¿no?
    - Muy bonito.
    - Pues a mí me gustas tanto como eso. "
    "TOKIO BLUES", Haruki Murakami