domingo, 19 de diciembre de 2010

¿¿Quién controla a los controladores??

Y la respuesta es: ni Peter. Ni Jose Luis, ni Pepe, en el gobierno, ni su padre, en su casa. Es una vergüenza ajena, propia y común de todos los españoles. La cara de España entera debería de estar roja hasta la casi combustión espontánea, porque la imagen exterior que estamos proyectando supera a la de pichote en sus mejores tiempos.

Se abre el telón, y aparecen un montón de controladores haciendo pellas, en plena crisis y pasándose el estado democrático por el forro del bolsillo izquierdo. Al otro lado del telón taitantas personas perdiendo un pastizal de dinero, de vacaciones y de oportunidades varias (no sólo de ocio viven las aerolíneas) mientras soportan la burla y mofa secuestrados en un aeropuerto. No se cierra el telón. ¿Cómo se llama la peli? España. Menos 15 en la escala de gracia, ¿verdad? pues la misma que tuvo cuando el pasado puente pusieron en jaque a todo el país.

Y por si esto no fuera poco, secundan la pataleta infantil negándose a declarar ante la Audiencia Porvincial de Madrid, pero eso sí, mientras se dedican a pasearse por todos los platós clamando su papel de víctimas.
Conste que no digo que no tengan sus derechos que reclamar, así como injusticias varias contra las que protestar. Nadie niega su necesidad de horas de descanso o vacaciones, así como la posibilidad que debe tener todo trabajador de conciliar la vida laboral con la personal/familiar. Pero toda su lucha lícita se viene abajo cuando se pasan por el forro las normas establecidas, y optan por un comportamiento chantajista, infantil, ruin y carroñero. Cuando en vez de acogerse al derecho de huelga como cualquier currante, cogen la baja de buenas a primeras. Y todo esto viene a que este sábado estuve escuchando muy atentamente su intervención en La Noria. Que no se equivoquen: todos los no-controladores de este país estamos deseosos de escuchar sus palabras, ansiosos por escuchar algo que nos haga entender. Que nos quite esta cara de idiotas y no nos haga sentirnos en la más profunda estupidez. Más interesados que ellos en llevar la razón, seguro que están todos los españoles. Y en especial los más afectados. Para, por lo menos, encontrar una justificación a su desgracia. Un "bueno, al fin y al cabo tenían razón". Pero a medida que avanzaba la entrevista en la Noria, iban echándose más piedras no, menires sobre su propio tejado. Ya en el vídeo-resumen se equiparan con terroristas (condenable que lo haga el gobierno. Insólito que lo hagan ellos.) cuando se quejan de que "nuestro gobierno es capaz de negociar con terroristas, pero no con controladores". Óle. Vayamos por partes:

1-.Comenzaron criticando a muerte el estado de alarma, y su actual vigencia. Criticaban la decisión alegando que nos encontramos en un Estado de Derecho, democrático, y como tal esa decisión pecaba de ser completamente inconstitucional e inconcebible. Podrían tener su razón o no, siempre y cuando no hubieran sido ellos mismos los que se hubieran olvidado en su momento del Estado de Derecho, democrático, y hubieran protagonizado una huelga encubierta más allá de todo lo inconstitucional. Podría valer pulpo como animal de compaía si en la jugada anterior ellos no hubieran expulsado al pulpo de la rae y de todo vocabulario viviente, vamos.

2-."No se trata de una cuestión salarial", dijeron. Honroso por su parte, cuando según las nóminas que sacaron en imágenes cobran uno 10.000 euros mensuales, y el otro 20.000. Se agradece el gesto. Y sí, vale. Vamos a desquitarnos ya de la crítica fácil (aunque verdadera) de "ganan más que toda plantilla de profesores juntos". Aun así, defendieron sus mensualidades afirmando que "la culpa no es del que lo cobra, sino del que lo paga". Cierto es. Uno de los que estaba allí sentado se ofreció a hacer pública su nómina, siempre y cuando se publicase también las de sus superiores. A ver quién tenía que callar más. Lo que, por su puesto, lejos de convencernos, nos acentúa aún más la cara de idiotas. Más bufones para el escarnio público. También utilizaron armas como compararse a los presentadores de telecinco, que "seguramente cobrarían muchísimo más que muchísimos otros presentadores". La diferencia es que esos presentadores trabajan para una empresa PRIVADA. Ellos no. El tiro directo a la culata.

3-.Arremetieron contra el gobierno (no exento de culpa, ¡y mucha! ya no sólo por la cuestión de controladores. Ojalá.) como "un gobierno que exime su responsabilidad desviando la atención con su tema, cuando es un gobierno incapaz que nos ha metido en una crisis y no sabe sacarnos de ella". Encima, se toman el lujo de criticar en igualdad de condiciones. Porque esa frase tendría todo el sentido del mundo, siempre que la pronunciase un no-controlador. En este caso hay dos tipos de personas: los controladores y los que no lo son. Pero no puede arremeter contra la crisis así como así una persona que se la ha resbalado hasta el infinito y más allá y no ha dudado en provocar unas pérdidas económicas enormes. Una persona que ni se ha planteado (y si lo ha hecho, le ha dado igual) que su acción ocasionaría unos gastos para miles de personas que, con toda la crisis, dudo que se puedan permitir. Gastos en billetes. Gastos en hoteles. En negocios. En oportunidades (léase la persona que volaba por un transplante. La chica que debía presentarse a una oposición. Largo etcétera, endless). En horas de secuestro en el aeropuerto. En tiempo, en oro. En ilusiones. Podría seguir, pero el alma corre peligro de caerse a los pies. ¿Quiénes son ellos para hablar tan ligeramente de la crisis?

4-.Han firmado un papelito cada uno, dicen. Una declaración personal de que no se repetirá lo ocurrido. Por esto, se echan las manos a la cabeza ante la posibilidad de que alguien no les crea, de que continúe el Estado de alarma, de que graben sus conversaciones. Ahora se sienten controlados. Qué paradoja. Y reclaman confianza, por el amor de dios. Han firmado un papel, ¿cómo lo van a volver a hacer? Y digo yo, después de pasarse de nuevo por el forro del bolsillo tantos papeles firmados que han existido hasta llegar a este siglo, y el papeleo laboral, y las condiciones en las que todos (pensábamos) que compartíamos, ¿De qué sirve otro folio más firmado? ¿De verdad creen que con eso se van a ganar de nuevo la confianza? Esto es, como bien señaló la presentadora del programa, como cuando en el colegio haces algo mal y te castigan. Te hacen escribir 20 veces "no lo volveré a hacer", pero ni los profesores, ni el resto de alumnos, ni tú os engañáis: eso no es ninguna prueba de que no lo vayas a repetir.
Y se quejan del control que sufren. Lo tildan de fascista. Y puede que lo sea. Pero en este caso, la mano dura viene bien. Un azote en el culo a tiempo quita muchas tonterías. Lo peor es que ni siquiera ese azote está siendo cierto: se quejan, simplemente, de que ahora todo el mundo les mira con lupa. Claro, porque ellos no han hecho absolutamente nada para merecerlo.

5-.Y ahora toca negociar. Se yerguen muy dignos cuando hablan de que "por fin van a sentarse a negociar". Cierto es que deberían de haberlo hecho mucho antes. Pero después de toda esta liada parda, se sienten en condiciones de exigir. De nuevo pido un aplauso virtual para la copresentadora del programa, que matizó que "un buen amigo suyo, médico, le había contado que si llegase a ausentarse un día de trabajo por esos mismos motivos, al día siguiente sería puesto de patitas en la calle". Convenientemente recolocado a las puertas del inem. Como ese médico, cualquier trabajador medio. No hace falta llegar a médico para que te pongan en la calle cuando les venga en gana, y menos cuando lo estás pidiendo a gritos. Pero existe una nueva raza intocable de la que no nos habíamos percatado (al margen de políticos y el equipo de "Sálvame"): los controladores. Ellos pueden faltar masivamente porque sí, provocar un estado de alarma (no sólo el que mantiene el gobierno) y, encima de no ser despedidos, sentarse a negociar. Niños, niñas: nada de ser ingenieros aeronáuticos, príncipes o princesas. De mayores, todos controladores.

5-.Resaltaron su falta de descanso. Si no se hubiese producido la situación que todos sabemos, tendrían el apoyo popular absoluto (al menos así debiera ser). A parte de las vacaciones y unas horas laborales razonables, su profesión exige estar fresco y despierto. Nada de estrés. Tampoco es concebible los 3 o 4 decretos a los que les han sometido en un año. No debiera ser permisible que te empeoren las condiciones cada dos por tres hasta límites casi sobrehumanos. Entiendo que se manifiesten. Que protesten. Que luchen. Pero toda esa lucha válida en un principio pierde todo su peso cuando deciden saltarse a la torera las normas por las que nos regimos el resto, los no-controladores. Y hacer lo que les da la gana. Como si no hubiera bastante jodienda en los trabajos, cuyos ocupantes se molestan en protestar de forma lícita y en agotar las vías que se les da para ello. Una de las controladoras escribía en su blog, evidentemente con toda la presión del incidente, después de 8 horas de insultos y todo lo que quieras. Escribía de forma agresiva, usando el mayor número de palabrotas posibles en una frase y dirigiéndose no al gobierno, si no a la gente de a pie que les criticaba. "Todo es muy fácil verlo desde vuestros putos sofás". Puedo entender la situación de estrés de esa controladora. Lo que más me llamó la atención de todo ese vilipendio verbal fue una frase en referencia a las pésimas condiciones laborales de muchísimos trabajadores en España "no nos culpéis a nosotros, si os jode, dejad de lloriquear y luchad". Me pregunto que sería de España si todos hiciéramos lo mismo. Si nos saltásemos toda norma, absolutamente toda, e hiciéramos cada uno lo que nos sale del mismísimo. Porque sí. ¿Dónde quedaría el valor de cada acción? Podéis imaginaros la situación vosotros también si queréis. La imaginación no entiende de censura. España sería un chiste de mal gusto.

Entiendo que, agotándose todas las poasibilidades de lucha, la gente en su desesperación se lance a otros métodos. Los que sea. Pero cuando si quiera se han utilizado las herramientas por las que nos regimos todos, me parece tener la cara muy dura hacer trampas y encima querer salir airoso del asunto. Y defenderse a capa y espada. En mi pueblo eso se llama hacer trampas. Y el que hace trampas, eliminado. Aunque empiezo a dudar si mi pueblo no estaría más allá de los pirineos, porque dudo mucho alguno de estos tramposos monumentales vayan a dejar de jugar y engrosar la cola del paro. Deben de estar en cruci, ser huevito o puntito rojo y tener la llave del cielo.

2 comentarios:

  1. Perrilla...la huelga es un derecho,no se pasan la democracia por el forro...y no avives el complejo que tenemos de nuestro propio pais,los controladores franceses lo hacen cada dos por tres....

    ResponderEliminar
  2. La huelga es un derecho, pero ellos no hicieron huelga. Vamos, que yo sepa una baja médica masiva y repentina no se llama huelga! O alguien cuando está enfermo dice "nada, aquí, que estoy de huelga"?
    Lo del complejo es otra historia. A mi me pareció, me parece y me parecerá vergonzoso el espectáculo de aquel puente en España. Si en Francia lo viven cada dos por tres, pues que quieres que te diga, lo siento por ellos... pero yo como que no comulgo con el "mal de muchos consuelo de tontos". ¡Qué se le va a hacer! :)

    ResponderEliminar