miércoles, 16 de julio de 2014

La pesadilla de una noche de verano

Hoy no me apetece ponerme intensa, que estamos en verano y eso no pega. 
En lugar de eso voy a desahogarme un poco y a descargar aquí (gratis, en un plis plas y legalmente) mi pesadilla de una noche de verano. 


Mis noches están llenas de pesadillas. Me visitan cada noche desde hace ya más tiempo del que puedo recordar. No entiendo el porqué de sus visitas, la verdad.  Por más que intento psicoanalizarme y llegar a la raíz del asunto, nada, que mis pesadillas siguen acudiendo puntualmente a sus citas nocturnas.

Anoche soñé que mi chico hacía el pino sobre un rascacielos, y haciendo el tonto se caía. Por fortuna había un árbol debajo y conseguía amortiguarlo, pero aun así yo estaba fuera de mis casillas. Me encontraba también en lo alto de ese rascacielos, eso sí, nada de estar de pie. Estaba tumbada pegada al suelo y agarrándome a él con las manos, cual lagarto al sol. Tengo absoluto pánico a las alturas hasta en sueños. 
En la vida real he intentado subir al campanario de Brujas y a la Sagrada Familia, pero sufrí un ataque de ansiedad en mitad de las escaleras y allí me quede, en posición fetal y llorando a medio camino. En ninguna de las dos conseguí llegar hasta el final. 

El caso. Que en mi sueño yo estaba pegada al suelo, y el corazón se me salió por la boca al ver a mi novio caerse al vacío. Tras recuperarse en el árbol, regresó a la cima del rascacielos, donde estábamos con más amigos, y yo le eché la bronca obvia con mi cara aún pegada al suelo. Pues no va y me dice que soy una exagerada. Que no era para tanto y que soy una miedica. Por Dios, que se cayó de un rascacielos por hacer el pino, es que acaso soy yo la loca??

Después de eso aparecía una ola gigante debajo de nosotros, acercándose de la manera en que se acercan en las películas cuando van a engullir el estado de Washington enterito. Y yo volví a quedarme sin respiración, sufrí taquicardias, y dije por Dios, por Dios, mirad esa ola que viene hacia nosotros!! Y la gente, mis amigos, se reían y me decían que no fuera tan exagerada, que no era para tanto. La ola era limitada, y por los lados dejaba espacio al vacío. Es decir que había dos opciones: o dejarse engullir por la ola gigante y negruzca, o saltar por los lados al abismo y morir despeñado. Ninguna de las dos opciones me convencía. 
Por alguna razón la gente a mi alrededor no parecía estar preocupada en absoluto. 

Luego vinieron 2 señoras de la limpieza (mientras esperábamos a morir ahogados o despeñados, les debió parecer un buen momento como cualquier otro para limpiar) y le comentaron a mi novio que se parecía a alguien. Yo sé que era mi novio porque así lo sentía en mi sueño, pero se había convertido en un señor mayor con bigote. El contestó a las señoras de la limpieza ‘ya, si, si me lo han dicho muchas veces. Parezco marroquí.’
Y la verdad es que en la vida real, aunque no es ningún señor mayor ni tiene bigote, sí que parece marroquí.

Entonces me he despertado, muy agitada, y he despertado a mi novio también, porque como comprenderéis  tenía que contarle urgentemente mi sueño. Mientras le relataba, hemos ido a la cocina a preparar el desayuno. Al terminar mi historia él ha intentado tranquilizarme, a lo que yo le he respondido abriendo la nevera y dándole con la puerta en toda la cara. Y claro, si ya estaba nerviosa antes, imagínate después de meterle esa leche sin venir a cuento, pues ya no podía más en mí. Que ha sido un accidente, sí, pero eso no te deja más tranquila.

Y con las mismas me he duchado, vestido, y he venido al trabajo a ver si me calmaba un poco. Lo primero que he hecho ha sido beberme una coca cola light. Y aquí sigo. Normalmente lo primero que hago es darle al play en spotify y ponerme mis cascos, radio indie modo on con canciones activas y eso. Pues no os digo mas, pero hoy he mandado el indie a pitis y estoy escuchando olas. Sonidos de olas y de mar, de playas y de lluvia contra los cristales.
A ver si se me pasa el susto.


Así era mi cara más o menos durante la noche y parte de la mañana