La familia no es la que nace, es la que se hace.
Cada vez estoy más convencida de que la familia es la que tú eliges, y sobre todo, la que te elige. Las personas que te quieren y te aprecian, no los lazos de sangre. Los lazos de sangre son algo que alguien se inventó.
Hay gente que tiene lazos muy fuertes con sus familiares, y esto tiene sentido porque al fin y al cabo, y en teoría, es con las personas con las que más tiempo pasas desde que eres pequeño. Y eso une mucho, quieras o no. Yo, por ejemplo, adoro a mis padres y a mi hermana. No solo porque sean mi familia, que también y orgullosa de que lo sean, si no porque me han elegido y yo les he elegido a ellos. También adoro a mi cuñado, a mi hermano mayor postizo. A él no me unen
lazos de sangre, pero le siento tan de mi familia como a mis padres y
hermana.
Porque son buenas personas y quiero tenerles siempre cerca, porque se preocupan por mí y por lo que me pase, porque siempre me han demostrado su calor y apoyo incondicional. ¡Por mil cosas!
Podría haber sido de otra manera.
Como digo, la familia es la que se hace. Mi familia es la persona con la que voy a compartir mi vida. Mi familia también son mis amigas, mis amigos y la gente que aunque esté lejos, está cerca de veras. Esas personas que pese a que pasen meses, o años sin verse, te hacen sentir que el tiempo es una medida absurda que no puede medir el cariño.
En momentos como estos me siento muy afortunada.
GRACIAS POR ELEGIRME.