lunes, 20 de abril de 2015

La era de la desinformación

Paso largas temporadas sin ver el telediario o estar pendiente de los medios de comunicación. Habiendo trabajado para una agencia de noticias, tengo que reconocer que mis temporadas sin actualidad son mucho más felices. Dicen que hay que estar informado. Es como un deber del buen ciudadano, ¿no? Como dicen mis padres: hay que estar enterado de lo que pasa en el mundo. Hubo un tiempo en el que me lo creí, y me tragaba telediarios cada día, y leía los periódicos online por las mañanas como un credo. 
Tras un tiempo siendo una buena ciudadana informada, me di cuenta de que estaba más triste que nunca. ¿Sabía lo que ocurría en el mundo? En parte.

En realidad sabía lo que los medios querían que yo supiera, y nada más. Y lo que es peor: esta parte de realidad fragmentada con la que me bombardeaban los medios estaba llena de tragedias. Se supone que el derecho a la información es fundamental, y sin embargo estamos envasados al vacío en el micro clima que los medios de comunicación han creado para nosotros: esto es de lo que queremos que te enteres, lo demás no te importa. Puede que te hablemos de los 4 homicidios de Madrid, sin escatimar detalles escabrosos, pero pasaremos por alto todas las guerras y catástrofes de enorme magnitud que están teniendo lugar hoy en el mundo. Porque a ti lo que te debe interesar son los homicidios de Madrid. 

No entraré en las noticias de política, porque es irrisoria la forma que tienen de manipularnos con teatrillos y distracciones varias para que no veamos el entramado podrido que maneja los hilos. 
Al margen de este sesgo de información insultante, mi vida era mucho más triste porque solo me enteraba de noticias tristes. De las que hunden el ánimo varios estratos bajo en subsuelo. Homicidios, maltratos, bombardeos, corrupción, bullying. Muy pocas veces hay alguna noticia alentadora en los medios. Una “buena” noticia. En su caso, nunca podría usarse la vieja fórmula de “tengo dos noticias, una buena y otra mala. ¿cuál quieres que te diga primero?”. Los medios de comunicación dirían “tengo dos noticias a cual más horrible y desgarradora, y me da igual cual quieras primero porque te las voy a cascar las dos”. No sé qué criterio sigue esta línea editorial, la del sensacionalismo negativo y desalentador, pero hay que tener cuidado. 

Cuando yo era una ciudadana ejemplar, me descubrí con menos ganas de hacer las cosas. Con más miedo a todo. Más pesimista. Haciendo las cosas con cuidado de no salirme mucho del tiesto. Con una pregunta en mi cabeza antes de empezar cualquier tarea “total, ¿para qué?”. El mundo era un desastre y no paraban de recordármelo cada día. 
Comencé a enfadarme mucho cada vez que veía, leía o escuchaba una noticia y todas eran las mismas catástrofes cotidianas. “¿Por qué les interesa tanto hundir el ánimo a la gente? ¿Por qué solo estas noticias y no otras que probablemente tengan más magnitud? ¿Por qué siempre lo mismo, cada día?”.
Apagué la televisión y cerré las pestañas de los periódicos online. Les mandé a la mierda por un largo tiempo y comencé a notar los cambios. 

No es la felicidad del ignorante. Yo quiero saber lo que pasa. Pero con una sutil diferencia.
1-. Quiero saber lo que pasa, no lo que alguien quiere contarme. Al igual que no me trago la chapa de cualquiera que desee contarme su vida en verso, no quiero que dispongan de mi derecho a la información como si fuera su derecho a manipularme o a alienarme con las noticias que ellos quieren.
2-. Quiero saber lo que pasa, no solo “lo malo que pasa”. Las personas estamos hechas en un alto porcentaje de sentimientos, y la gestión de ellos tiene que ser responsabilidad de cada uno. La carga de negatividad emocional que supone un telediario o la portada de cualquier periódico, es algo que nos afecta mucho más allá de lo que creemos. Me niego a darles el poder de atestar mis días de desastres, tragedias y accidentes que hieren mi sensibilidad.

Hoy tenía la necesidad de escribir sobre esto. 
Otro día escribiré sobre las contradicciones de las revistas femeninas, y su fórmula "be healthy + opérate pero mira que horrible Uma Thurman + adelgaza 20 kg en una semana + enamora a tu chico ideal siendo perfecta + receta de cucake de chocolate"
Es lunes y no es un buen día.


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