En mi empeño en acercarme al bucólico mundo literario en el que nunca he estado, Hoy ha sido mi primer día de Curso de Escritura Creativa.
Como yo misma me autoproclamo en mi perfil, soy de extremos. Ya veis, un día me desmayo de emoción ante la fashion week de Madrid, como al siguiente me ahogo de nostalgia cultureta y echo de menos a completos desconocidos de la intelectualidad en estado puro. Como mis queridos Hemingway, Bukowski o Andy Warhol, con los que mantengo una bonita amistad unilateral.
Volviendo a mi primer día de clase, la seño (cuánto añoraba esta cursi y ex-odiada palabra) nos ha mandado un ejercicio: Batería de recuerdos a contrarreloj. 5 MINUTOS. Y... el tiempo... con la presión de las agujas tictaqueando, intentaba al menos mantener el boli sobre el papel mientras pensaba qué narices... empieza... a contar....qué pongo, qué hago, qué escribo.... YA.
Y esto he aquí el fruto de la voluntad de mi boli:
El olor a palomitas de tu sofá de ante. El camino hacia el colegio, siempre gris pero brillante. Escuchar tu sonrisa a través del teléfono. Cuando fumábamos un cigarrillo a escondidas, en el baño, para que nadie nos viera. Los frapuccinos a media tarde. Tirarnos en los jardines y empaparnos de sol durante horas. El autobús de vuelta, por la noche. Nuestra parada. Los tacones de mi madre por el pasillo. Los muñecos de tu cama, y cómo les hacíamos partícipes de nuestras guerras frías. Una ración de sushi junto a un par de pendientes. Tu pelo.
Mi texto ha sido bien acogido, todo han sido buenas críticas. Mientras las escuchaba, en mi cabeza revoloteaba la duda de si advertirían mi desorientación, mi caos. Que mi texto sólo recogía un bombardeo de pensamientos que habían cruzado mi mente con la celeridad de las estrellas fugaces. Imágenes en palabras. Entonces, mi profesora puso en alto lo que para ella estaba clarísimo: estaba describiendo la adolescencia. Mi subconsciente se había entrometido, como siempre, sin mi permiso. Releí mi texto. Qué raro, ¿no? Qué inusual en mí hablar de este tema. Surgió mi última duda, la más clara e inquietante. Apareció como el comienzo de Los Simpson, desde el fondo hasta un primer plano ocupando toda la pantalla.
Y es que, ¿Me habré quedado anclada en la adolescencia?
p.d.- La verdad, te echo de menos.
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