Estamos en plena crisis, pero crisis de las gordas. A un
paso de la obesidad mórbida.
Hace relativamente poco, en la época misma de nuestros
hermanos mayores, todo era diferente. Poco a poco, con más o menos
dificultades, cada uno iba encontrando su camino. Un trabajo, un sueldo acorde,
luego venía el piso, el perro y los polos de verano. Cada uno en su nido y
hacienda en el de todos.
Parece que después de tantos años de investigación por fin
se ha encontrado el eslabón perdido: nosotros.
Los mismos que acabamos la carrera hace unos pocos años, los
mismos que comenzamos en ella con la ilusión de tener un futuro mejor que el de
nuestros padres si cabe. Zas, en toda la boca. Después de gastar de 3 a 7 preciosos años de media
encartados entre apuntes, exámenes y ratos tontos en la cafetería, resulta que
–no sé si Tokio- pero España ya no nos quiere.
Estamos en crisis, y para las mentes retorcidas que
encabezan este nuestro país, la solución parece bastante sencilla: prescindir
de todas las personas cualificadas, y de las que lo están menos, a veces
también. En lugar de aprovecharse de la extraordinaria formación de cantidad de
jóvenes –y aquí ya no hablo de mí-, les dan una patadita –porque ya ni siquiera
es palmadita- en la espalda y los echan sin miramiento alguno.
Algunos, muy pocos, una ínfima parte de estos jóvenes
consiguen trabajo dentro de su campo. Un trabajo al que dedican demasiadas
horas al día, en el que les exprimen como si no hubiera un mañana, y en el que
su futuro es muchas veces incierto, pero consiguen hacerse un pequeño hueco.
Otra parte, poco, muy poco más amplia, tras muchos sudores consigue
hacerse un hueco en alguna empresa relacionado con sus estudios. Podría
llamarse trabajo, si no fuera porque el cartel de “becario” cuelga de todas las
horas de trabajo sucio y de los pocos números en su cuenta a fin de mes. Los
más afortunados gozan de un sueldo de 500 euros, con el que cubren sus gastos
mientras siguen viviendo en casa de sus padres y no pueden ni plantearse una
futura independencia. Mientras, las empresas siguen disfrutando del disfraz de
“crisis” como si fuera un Halloween eterno. Despidos masivos y abusivos,
puestos de trabajo o suplencias cubiertas siempre por becarios. Porque con las
ayudas del Estado, salen gratis. Y hasta los 30 años, no veas si cunden.
Una gran mayoría sigue colgando de algún que otro trabajo
temporal en tiendas, promociones o bares de turno. Se ven obligados a eliminar
de su CV lo que tantos años y esfuerzos les ha costado acumular: títulos,
másters, idiomas. Toda formación que sobrepase el módulo se considera un enorme
impedimento para conseguir trabajo en este tipo de sitios.
La otra gran mayoría no se puede contabilizar, porque ya se
ha ido o está a punto de hacerlo. Porque a lo único que invita la pésima
gestión de esta crisis es a irse, a poner pies en polvorosa o en cualquier otro
país que no sea éste. La gente con carrera, másters y 7 idiomas no tiene nada
que hacer aquí. Y es que esto ya no se sabe si es España o es una fuga de
cerebros en toda regla.
Pero la cosa no acaba aquí. No contentos con cribar por
arriba, han empezado ya a sesgar desde abajo. Con sus estupendos recortes en
educación, porque según mi querida amiga Esperanza “de algún sitio hay que
recortar gastos”.
Obvio que de los salarios que se gastan ella y sus colegas,
los mismos que utilizan el congreso como patio de colegio, no se va a recortar
un solo euro. Porque según mi querido amigo Mariano (El chuches, para los que
somos sus colegas y de vez en cuando jugamos con él al “tú la llevas”), el
impuesto de patrimonio que plantean en Estados Unidos es “una auténtica
locura”. Bajo el argumento de “los que ganan más, son los que más ahorran, y
eso es lo que necesita España”, se queda más ancho que largo y sale tan pancho
del tobogán.
Conste en acta que amplío el abanico de "mis queridos amigos", a todos los que parten la pana en esta crisis desde sus supuestos partidos políticos, empezando por el mismísimo responsable ZP y siguiendo con sus amigos, enemigos y compis de recreo.
Me hago eco de algunas citas a enmarcar que recorren la red:
Me hago eco de algunas citas a enmarcar que recorren la red:
Época de Proselitismo Político, tiempo de entontecer
Parece como si la nueva consigna ya no fuera «¡Servir al Pueblo!», sino «¡ Entontecer al Pueblo!»
Y hoy, just anoter little thing needs to be said:
Que se coman su maldita crisis. Que se queden con sus
sueldos boyantes que les alimenten el ego, porque falta les va a hacer.
#ASÍVAELPAÍS #ADV #FML #queosden.
P.D.- Yo ya tengo claro uno de mis epitafios (tengo 2, pero
el otro no lo diré aquí):
Por fin independizada.
Lástima que no pueda hacer click en “compartir en facebook”.