jueves, 16 de septiembre de 2010

Expediente X a la tercera potencia

Las formas de ligar están cambiando mucho. Se están reinventando maneras, aunque bien mirado es lo que lleva pasando desde el mundo el mundo. Yo no estuve allí, pero me lo han contado. El caso es que nunca dejaré de sorprenderme (y eso es algo que me encanta). Tres chicas. Un bar y un numeroso grupo de mozos  con el control de decibelios algo jodido en la mesa de al lado.

Pasamos unas dos horas intentando comunicarnos entre nosotras a voces, manteniendo no pocas conversaciones de besugos tipo "-¿Y cuantas compraste? -Desde las ocho y media" y sufriendo amagos de infarto cada vez que el Madrid le daba por tocar algún área, lo que solía ocurrir bastante a menudo. No sé mis dos amigas, pero yo notaba las venas hinchárseme poco a poco y la sangre en pleno estado de ebullición. Aparte del calor y el agobio que suponía ese bar en concreto, estar sentada al lado de una corrala de tíos ebrios viendo fútbol no es el mejor método para mantener la calma y la estabilidad.

Pero entonces pasó algo increíble. Algo que nunca jamás hubiese podido imaginar. Sí, la realidad siempre supera a la ficción, y ésta es una clara prueba de ello: uno de los chicos, el que se alzaba con el título de el más borracho de todos y por tanto, el que pegaba las voces más descomunales, se dirigió a mi amiga al grito de:

- ¿¿¿¿Y TÚ QUÉ OPINAS DE RAÚÚÚL?????

A lo que mi amiga, con un gesto de manos como diciendo "psché, esta me la sé y está chupada", respondió

-¡¡Pues que es una eminencia del fútbol español y que ha marcado una leyenda madridista!!

A lo que el bafle humano le cogió la cara y le plantó un beso en la mejilla de estos que duelen y mucho. Entonces se desató un alboroto de opiniones y risas, y de pronto ya teníamos a toda la corrala rodeándonos. Cuando quise parar de reírme por la espontaneidad de mi amiga, levanté la vista y la vi gesticulando sin parar debatiendo complejos paradigmas futbolísticos como... pues cómo va a ser, como si no hubiera un mañana. La habíamos perdido. Podría llevar cantidades ingentes de alcohol en su interior, pero el bafle humano había dado en el clavo: mi amiga Minus es la persona más futbolera que conozco, y a la que más le gusta opinar sobre ello también. ¡La tenían en el bote!

Mientras, yo me dividía entre reírme de la situación, estallar de histeria por el escándalo ensordecedor que se había trasladado a nuestra mesa o ponerme en posición fetal y susurrar que me dejasen sola. Estaba estudiando pros y contras cuando uno de ellos me dijo algo así como "a ti esto del fútbol como que no te interesa, ¿no?" a lo que yo contesté algo así como "ni lo más mínimo". Entonces de repente sucedió la segunda cosa más alucinante de la historia. El chico se puso a hablarme de MÚSICA. <<Dios, ¿pero cómo lo ha sabido?>> pensé. A punto estuve de mirar a todos lados furtivamente por si había truco. Y lo peor no es eso, es que me habló de Los Planetas, Love of Lesbian, Sidonie, con un pequeño largo etcétera. No, no os desmayéis todavía: aún hay más. Hablando sobre letras (sí, pasmoso, también me hablo de letras) la conversación se desvió hacia libros, y cuando mencioné "Sinuhé el egipcio" -uno de mis favoritos sino el más grande-, totalmente de pasada, vi que estaba enteradísimo del tema. Me sacó una revista de historia, que casualmente y repito, sólo casualmente tenía allí, con un extensísimo artículo acerca de Sinuhé el Egipcio. (nota: cuando le dije que me compraría la revista me dijo que era imposible, estaba descatalogada. ¿Entonces qué demonios hacía con una revista de historia descatalogada un día entre amigos, fútbol y cañas?)  No puede ser. Hay trampa. ¡Y yo que les había tomado por una panda de borrachos futboleros! A mí también me habían captado. Aunque para ser sinceros, me hubieran tenido realmente en el bote si hubiera existido la más mínima atracción, cosa que era categóricamente imposible. Pero allí estaba, en animado debate con un miembro de los que juré que serían mis primeras víctimas si algún día me decidía a aser asesina en serie. ¿¿Cómo narices lo habían hecho??

Miré a mi alrededor y vi como Minus continuaba en plena exhaltación futbolística, discutiendo si César es la nueva mina de oro del equipo o si el número 7 hay que llevarlo con dignidad. Y sobre Raúl, por supuesto. Mi otra amiga, White, estaba también sitiada por otro infiltrado del FBI (ahora lo entiendo todo). Nos separaba apenas metro y medio de distancia, pero el nivel de la conversación continuaba por encima del umbral del dolor. Intenté ver de qué manera la habían captado a ella, si es que lo habían hecho. Qué digo, claro que lo habrían conseguido: eran expertos, para ellos ese arte no tenía secretos. Cuando por fin conseguimos irnos, mi otra amiga White me contó la tercera cosa más insólita hasta entonces: en esos 15 minutos que duraron nuestras conversaciones paralelas, su captor había empezado contándole su experiencia en TURÍN. No way. White y Turín he llegado a pensar que son lo mismo, el mismo alma, chakra o algo de eso. Turín es White y dudo que se quede callada si escucha el tema por algún lado. ¿¿Cómo?? ¿¿Cómo sabían eso también??

Y ojo, que yo no estoy diciendo que la cosa triunfara o llegara a más: conseguimos deshacernos de esas redes que nos habían atrapado tan sutilmente en eso, apenas 15 minutos, y nos fuimos a seguir con nuestras conversaciones de menos de 140 dB a otro lado. Pero el caso es que, no lo neguemos: unas chicas en un bar no dan 15 minutos de gloria a unos completos desconocidos, así porqué sí. Nuestros infundados comentarios son determinantes: chico desconocido que te habla en un bar y no es para preguntarte qué deseas tomar, es un pesado. Es un razonamiento tonto y estúpido, pero somos así de dignas. Y ellos, el bafle, el freak, el torinés y co, lo consiguieron. El cómo poseían toda esa información acerca de cada una y cómo supieron fingir que el gancho salía natural y espontáneamente en escaso cuarto de hora, es un misterio de la humanidad. Tengo algunas teorías, como su pertenencia a los servicios secretos o la existencia de una raza infinitamente más inteligente camuflada en grupos de tíos de apariencia cazurra y alcoholizados hasta la médula.

Empiezo a tener miedo.

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