Cosas que me gustan...
y cosas que definitivamente me alegran el día.
y cosas que definitivamente me alegran el día.
La cara de serio de Mos cuando dice las mayores sandeces del mundo. Los frapuccinos mocca tamaño extra-grande. El césped fresquito en verano. Ir al cine y pedir un combazo. Las películas raras. Masticar biofrutas como si no hubiera un mañana. Las señoras que. Viajar. La playa a media tarde. Que me hagan reír sin parar. Los besos en la frente. Las cosquillas. Andar muy deprisa aunque no llegue tarde. La puntualidad. Edimburgo. El humor nórdico. Los huevos kinder porque sí. Bob esponja. Leer non-stop. Las voces especiales. Tener cosas que hacer. Recibir emails mañaneros de amigos a miles de km. Mi familia.
Una jarra congelada, cuatro o cinco maxi-hielos y coca-cola Light bien fresquita al llegar a casa. Tonterías las justas. El maravilloso mundo freak. Sentirme útil. Las cartas con petazetas franceses. La honestidad. El gris perla de princes street. Los conciertos de lo que sea. El window-shopping. Los peluches feos pero entrañables. Sonreír. Escribir blogs absurdos. Oli y Luis, y el misterio de porqué son tan especiales. Releer mis escritos tiempo después. Los chicles orbit de eucalipto. Coleccionar cuadernos bonitos. Ir de copiloto y con música. Que no pasen de moda los pantalones caídos en los chicos. El voley, pese a que sean siglos desde que no toco un balón. Subir escalones a brincos.
Los parques de atracciones. Que me vengan a buscar por sorpresa. Los chetos pandilla. Marcarme un show de cante y baile con mi compi de piso. Las capuchas. Calzármelas y rapear como Eminem. La dieta mediterránea. Los mercadillos. Desayunar en silencio y calma leyendo el país semanal. El sushi en todas sus variedades, siempre acompañado de sake. Las sorpresas. Que mi gato mantenga entusiasmadas conversaciones conmigo. Los karaokes privados. El arroz de los chinos con extra de tomate a las 3 de la mañana. La ironía. Las historias que te hacen creer que todo es posible.
¡Pues ala, ya me he desquitado! Sí, sé que debí hacerlo a los 15... ¡Pero más vale tarde que nunca! (better late than never, ha!)
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